POR JUAN PABLO CHIODI
ARTE: ROCÍO PÉRSICO
“No pasarán a la historia aquellos que especulen, sino los que más se la jueguen”.

“¿Sabés qué quiero…?, que cuando se hable de política nacional al menos me nombren”.
Néstor Carlos Kirchner
Hoy cumpliría 69 años Néstor Kirchner: a veces, amado,; a veces, odiado,; siempre presente en la discusión de la política nacional. Este es un perfil de la vida de un hombre que supo pasar a la historia.
Su infancia austral
Vivió su infancia en Río Gallegos, una de esas ciudades que aún conserva la ilusión de que todos se conocen. Creció como hijo del medio, en un sencillo chalet de madera, mientras jugaba en las frías calles de la ciudad, envuelto en el intenso y helado viento patagónico. En su adolescencia “Lupo”, como le decían, llegaría al básquet, probablemente influenciado por su estatura de 1,87m y debido a la condición de deporte bajo techo, dato no menor para el invierno santacruceño.
Cuenta el anecdotario que, en un partido ante un conjunto chileno, el equipo de Kirchner estaba un punto arriba en el marcador a escasos segundos del final; un jugador trasandino tomó la pelota y cuando se iba solo hacia el aro rival, Kirchner saltó de la banca y lo abrazó evitando la conquista. Resultado final del encuentro: suspendido por gresca generalizada.
El inicio del pingüino: zoon politikón
Su activismo político comenzó en el secundario. Cuando cursaba el cuarto año, llegó hasta Río Gallegos el dictador Juan Carlos Onganía. La visita coincidió con una nueva circular del Ministerio de Educación, que obligaba a los rectores de los colegios a tener estudios universitarios, lo que expulsaba a la rectora de su colegio. El centro de estudiantes protagonizó una movilización que duró una semana, con los padres que apoyaban a los alumnos, y los estudiantes que volanteaban en la ciudad.
El día de la visita presidencial, los estudiantes se condujeron hasta el palco donde estaba el Presidente de facto, con Kirchner a la cabeza, mientras Onganía los miraba mal. Se les acercó un secretario, y a él le entregaron las cartas, y se fueron. Pasaron pocos días y llegó la noticia: no habría cambio de rectora en el colegio-. La primera contienda fue una victoria. Al año siguiente fue electo presidente del Centro de Estudiantes.
Al terminar la secundaria, Néstor decidió partir rumbo a la convulsionada La Plata de los años setenta para estudiar Derecho. En su vida universitaria repartía el tiempo entre las peñas, las guitarreadas y las discusiones políticas. Comenzó su activismo en el peronismo universitario y, mediante amigos en común, conoció a Cristina Fernández con quien compartiría militancia y más tarde se casaría.
En los primeros tiempos de 1976 los recién casados decidieron irse a vivir a Río Gallegos y retirarse parcialmente de la militancia política.
Volver al Sur:
En la vuelta a Rio Gallegos, Néstor y Cristina iniciaron su carrera de “abogados exitosos”: abrieron un estudio jurídico que se convertiría en uno de los más grandes de la provincia. Durante esos años se beneficiaron de la Circular 1050 de Martínez de Hoz, que indexaba las tasas de interés a la inflación. Acumularon más de veinte propiedades gracias al aumento de las tasas: compraron los inmuebles de los deudores a precios por debajo de los valores del mercado.
Durante el retorno de la democracia Néstor retornó a la política, y se convirtió en intendente de Rio Gallegos en 1987 —la inversión inmobiliaria rindió sus frutos, financió su campaña con la venta de dos casas—. Su gestión fue exitosa, marcada principalmente por la eficacia administrativa, lo que le iba a permitir llegar a la gobernación de Santa Cruz en 1991.
“Lo primero que hizo cuando asumió como gobernador de una provincia endeudada, en la que en las escuelas no había tizas y en los hospitales no había gasas, fue dictar un decreto terriblemente impopular, les reducía los sueldos a los empleados entre un 10% y un 15% y les negaba el aguinaldo. Tenemos que sincerar la situación, no podemos pelearnos todos los días con la gente por cosas que no podemos cumplir. O nos entienden o nos vamos. Esa era la línea de Néstor. A los seis meses comenzó a devolver en cinco cuotas lo que había sacado a los salarios para ordenar la provincia, y a eso le agregó una cuota extra con los intereses devengados”, dijo Cristina Kirchner en una entrevista.
En carrera presidencial:
Luego de ser reelecto en el año 1995 y 1999 como gobernador de Santa Cruz, y tras el tsunami político y económico que sufrió la Argentina en 2001, Néstor se decidió a ir por la presidencia en el 2003.
Semanas antes de la elección de 2003, en la que Kirchner conseguiría un módico 22 % de los votos y asumiría por la huida de Carlos Menem del balotaje, no reinaba el optimismo en el equipo de campaña kirchnerista. “No, esto está muy complicado”, se lamentaba por entonces José “Pepe” Pampuro, sobre las chances presidenciales de Néstor. Y relataba: “No entra, no entra, fui hasta Lanús ayer y una vecina me dijo: ‘Pepe, te lo voto al tuyo, te lo voto a Kissinger’. ¡No retienen el apellido, estamos en problemas!”.
El sueño del país normal:
En su discurso de asunción del 25 de mayo del 2003, dejó en claro los dos objetivos de su gobierno: recuperar un país normal y previsible, y reconciliar a la política, y al gobierno con la sociedad.
Uno de los primeros conflictos que debió asumir en la presidencia, fue un paro docente masivo. Y una vez que le prometió al ministro de Educación, Daniel Filmus, que iba a viajar a Entre Ríos para satisfacer los reclamos salariales, Filmus le avisó que iba a consultar al Ministro de Economía por los recursos. Kirchner entonces le contestó: «El ministro de Economía soy yo. Los recursos están. Y aunque no estuvieran, tienen que estar, porque hay que resolver este conflicto».
La política dirige la economía, y no a la inversa. Fue exitoso en sus objetivos, logró recomponer la confianza en la política y redujo los índices de pobreza y de desempleo, hizo salir al país de la cesación de pagos, y tuvo una política activa para promover los Derechos Humanos.
George: Sacá la mano de ahí carajo
En la política internacional, retomó la base peronista de la soberanía política y de la independencia económica, y se alineó con otros nuevos líderes de la región como Lula da Silva, Hugo Chávez y Evo Morales, y rechazó la intromisión norteamericana en la política regional.
El 23 de julio de 2003, cuando fue recibido por George Bush en el mítico Salón Oval de la Casa Blanca, un sonriente Néstor Kirchner apoyó la mano en la rodilla de su anfitrión y miró a la cámara. Fue una forma de transmitir que las relaciones de sometimiento automático empezaban a cambiar. El fotógrafo presidencial Víctor Bugge, encargado de retratar aquel momento, lo explicó así: «Fue un gesto calculado, una respuesta a otra foto que yo había sacado el 11 de noviembre de 2001, en la que Bush apoyaba su mano en la rodilla de Fernando de la Rúa».
Un televidente muy crítico:
La historia de Néstor con la prensa fue siempre conflictiva, y cada vez más encendida. La distribución discrecional de la pauta publicitaria, el crecimiento de los medios de empresarios amigos y el hostigamiento mediático a opositores fueron constantes. No brindó una sola conferencia de prensa en todo su mandato, aunque realizó únicamente dos cadenas nacionales.
En 2008 el propio Víctor Hugo Morales declaraba —en una mesa junto a Lanata y Nelson Castro— que el kirchnerismo tenía la ambición de controlar todo lo que se decía en la TV pública, y que convivía con la sensación de que el gobierno controlaba y sabía cada cosa que se decía en los medios.
Recuerda Víctor Hugo la deplorable actitud de Kirchner de grandote del barrio, que todos se reian de sus chistes, aunque fueran horribles, al burlarse de un movilero, que lo había inquietado con una pregunta totalmente pertinente: “yo sé de dónde sos vos, tranquilo no te pongas nervioso”. «Si yo tuviese que definir la personalidad de Kirchner no podría no incluir ese dato, que habla de la pobreza de persona que este acto refleja”.
Los llamados personales de Kirchner a los periodistas se volvieron un clásico. Mario Wainfeld recordó que, “Kirchner, a veces, se enfadaba por una nota. Al cronista le tocó, en varias ocasiones. Llamaba por teléfono o discutía de cuerpo presente. «¿Puedo criticar?’ empezaba, burlón. Había leído en detalle, podía embroncarse mucho, o chicanear, o las dos cosas”.
La patria contratista:
Otro de los lugares oscuros, y que más rechazo generó estuvo asociado a la obra pública y el crecimiento del patrimonio de los Kirchner. El valor de los ahorros de la pareja presidencial se incrementó en más de un 572% desde su llegada a la Casa Rosada, por lo cual fueron procesados, pero la causa finalmente fue cerrada.
La obra pública, bajo la dirección de Julio De Vido, era el rubro de recaudación de dinero para los gastos políticos. Más que un esquema pensado para incrementar su patrimonio personal, parecía corrupción para financiar la política.
La corrupción al servicio de la política, y no a la inversa.
Estas son algunas historias y aspectos de un hombre pragmático, que supo hacerse camino y avanzar. El responsable de conducir la Argentina hacia “la normalidad”, salir del default, hacer creer nuevamente en la política a toda una generación. Fue responsable también de un gobierno salpicado por la corrupción, el capitalismo de amigos y la hostilidad hacia medios, periodistas y dirigentes opositores. Queda a consideración de cada uno qué factores son los que más pesan a la hora de evaluarlo. Vale la pena pensar en cómo el contexto donde se desenvolvió limitó e influyó en sus decisiones: su forma parece haber sido siempre el pragmatismo.
Esta es parte de la vida de un hombre que supo pasar a la historia y estar presente en cada discusión política, aún después de su muerte.
POR JUAN PABLO CHIODI