POR: LUIS NOVARESIO // CORTESÍA: INFOBAE
Eso le dijo una amiga a su hijo cuando se enteró de que tenía vocación docente. «Ni se te ocurra. Te prefiero cajero de supermercado o remisero», agregó.
Con mi amiga estamos por cumplir los 55. Haciendo memoria, los dos recordamos cada febrero vivido como el mismo sonsonete del inicio de las clases. Desde la época en que «nos interesaban las cosas», esto es, con el nacimiento adolescente de saber qué pasaba en este bendito país, el tema era ¿empiezan las clases?
Hoy, 2019, le damos otra vuelta a la calesita sin la candidez ni el tiempo de emocionarnos en una plaza en donde los jubilados le daban de comer a las palomas.
¿Por qué uno trabaja de lo que trabaja? Porque ama lo que hace, en el mejor de los casos, porque gana bien en lo que hace, cómo no, o porque no tiene más remedio y no puede elegir. Dice mi amiga, psicóloga retiro efectivo, que placer, plata, prestigio, son las tres «pe» que ayudan a entender lo que uno hace. Nuestra Argentina, golpeada desde hace años y años por la pobreza, la exclusión y la desocupación se encargó de agregar la «pe» de poder: trabajo de lo que puedo.
La imbécil grieta fogoneada por los que gobiernan y gobernaron supone, también en el tema docente, dos bandos: la de los maestros heroicos postergados y maltratados por las gestiones de turno que no tienen nada que ver con lo ocurrido, y la de los vagos que laburan 4 horas, tienen 3 meses de vacaciones, no sé de qué se quejan. A estos cruzados de defender a un partido político cueste lo que cueste, hoy blanco y mañana lo que sea, poco hay que decirles. Si sos de los que, en serio, quieren pensar la profesión de un maestro desde un lugar más sereno, te propongo algunas ideas.
Los maestros, junto con el personal de salud y seguridad, son pilares esenciales en una sociedad desarrollada. De paso: decir que un maestro gana poco pero también es penoso el sueldo de un policía o un enfermero es un escupir para arriba peligroso que equipara todo a la injusticia. Por tanto, los maestros deberían ser ejemplo de trato social y económico y objeto de exigencias especiales para que sean los mejores entre los mejores ejerciendo. Y en ese orden. Primero el reconocimiento. Luego las exigencias. Salvo que se crea que pedir dedicación heroica puede condecirse con maltrato de consideración y paga. No es mi caso.
Veamos: antes de empezar las paritarias de este año, si el hijo de mi amiga consiguiese mañana un cargo de maestro de un turno, sin antigüedad, claro, porque recién se inicia, ganaría de bolsillo:
En la provincia de Buenos Aires, 16.946,17 pesos
En la Pampa, 21.104,88
En Tierra del Fuego, zona desfavorable, 26.420
En Santiago del Estero, 11.400.
El resto de las provincias, se mueve entre los 26 y, mucho más cerca, de los 16.
Estos datos, oficiales del Ministerio de Educación de la Nación a diciembre de 2018, antes de las paritarias que hoy se inician, dan que el promedio de todo el país es 16.786 pesos por mes.
Por tomar un argumento del bando «vagos/3mesesdevacaciones/dequésequejan», los maestros trabajan 4 horas, como dijo, por ejemplo, la doctora Kirchner. A 22 días hábiles, el promedio de un maestro docente nacional es que el Estado les paga 190 pesos por hora al maestro.
Eso vale un maestro: 190 pesos la hora.
¿Alguna vez diste clases? ¿Crees en serio que un maestro trabaja sólo 4 horas por día? ¿Sabes lo que es enseñar la tabla del 9, el gerundio y el participio, capacitarte para eso fuera de clases mientras planificás y corregís, ocuparte de saber si un chico comió, sus padres se separaron y va a clases, cuando no despiojarlos o detectar si un pibe fue abusado? ¿Te parece que eso puede «valorarse» en dos horas más diarias? ¿No te suena justo pensar que, aparte de las 4 horas frente al curso, hay, promedio, dos más para sumar, al menos? Si con una mano en el corazón y de buena leche me lo concedés, la cuenta de 190 pesos la hora pasa a 127 pesos (6 horas, por 22 días hábiles promedio divididos por 16.786).
Eso vale un maestro: 127 pesos la hora.
Muchos docentes y más sindicalistas armaron una burocracia para tener dobles y triples licencias que cuestan millones. Es cierto. 127 pesos la hora.
Muchos docentes y más sindicalistas se niegan a rendir exámenes para probar su capacitación. Es cierto. 127 pesos la hora.
Muchos docentes tienen doble turno y antigüedad: con 10 años de antigüedad, un turno simple eleva los 16 mil mangos a 19.319, según datos oficiales del Ministerio. ¿Dos turnos? 80 o 100 pibes a tu cargo, doce horas por día, menos de 40 mil pesos.
Arrancan las paritarias y las campañas políticas en donde todos y todas dirán que la educación es el pilar de la salida de este país. 127 pesos la hora.
Sin aburrir con más datos, agrego: Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación de la Universidad de Belgrano, explicó hace poco que: los aumentos docentes del 2018 fueron la mitad de la inflación de ese año y que la Argentina está entre los peores sueldos del mundo en materia de maestros. Sobre 37 países de la OCDE, somos el 34°.
Los verdaderos maestros lo hacen por vocación y servicio a la Patria, sentencian por fin. La Patria les paga 127 pesos la hora. Qué tacaña la Patria, ¿no?
Hay un momento en donde conviene sincerar las cosas. Un político que dijese que le avergüenza pagar 127 pesos la hora pero que en un país subdesarrollado y pobre como el nuestro solo puede proponerse en 4 años modificar sustancialmente el sistema y prometer empezar el esfuerzo, en serio y con concreciones, desde el Estado, asumiendo el fracaso de esta parte de la historia argentina, sería alguien que recogería la chance de pensar de verdad el tema y reclamar que un maestro asuma o no un esfuerzo más.
Si el modo es decir, es lo que hay para los que «apenas» trabajan 4 horas, que los niños no merecen el «secuestro» de las horas de clases, sin distinguir entre aprovechadores, vagos y maestros de vocación, sólo hay que recordarle esto: 127 pesos la hora.
«Ni se te ocurra ser maestro», repitió mi amiga a su hijo. Y yo la escuché sin poder decir demasiado más.
POR: LUIS NOVARESIO // CORTESÍA: INFOBAE