POR JUAN PABLO CHIODI
Cristina pateó el tablero y las fichas van a tardar en acomodarse. A un mes para el cierre de listas el lanzamiento de la fórmula Fernández – Fernández, resolvió la interrogante: CFK es candidata, va a jugar y si juega es para ganar. Aún no hay otras fórmulas definidas, a excepción de una: la del Frente de Izquierda que hace un mes atrás anunció a Nicolás Del Caño como precandidato a presidente, y a Romina Del Pla de vice. Si la fórmula justicialista es Fer- Fer, la fórmula trotskista vendría a ser Del – Del.
Un dato de color (blanco): En tiempos de grieta y polarización los únicos dos precandidatos a presidente confirmados -Del Caño y Fernández- en el balotaje de 2015 llamaron a votar en blanco. Ironía deliciosa.
El FIT es un frente relativamente reciente. Nació como efecto no esperado de la reforma política del 2009. La nueva ley electoral obligó a todos los partidos a competir en las PASO, y a obtener un piso mínimo de votos del 1,5% para pasar a las elecciones generales. Ante la incapacidad de superar ese piso proscriptivo por sí solos, el Partido Obrero, el PTS e Izquierda Socialista decidieron unirse en el Frente de Izquierda. No los unía el amor sino las PASO.
El debut del FIT fue en el 2011 y la de este año será su tercera elección presidencial. ¿Pero cómo le fue hasta ahora? En los votos a presidente aumentó sus votos de 500.000 en el 2011 a 810.000 en el 2015, un aumento del 62% en cuatro años, nada mal. De intentar pasar las PASO en el 2011 a ser cuarta fuerza nacional en el 2015. ¿Tocó techo o sigue ampliando su base?
Si bien hay una especie de sensación colectiva de crecimiento del FIT cada vez que termina una elección, los números no parecen reflejar ese optimismo. El máximo de votos no se obtuvo en la última elección, sino hace 6 años en el 2013. El millón –casi- doscientos mil nunca se volvió a obtener en elecciones posteriores, aunque se estuvo muy cerca en el 2017.
Pero claro en el 2013 y 2017 fueron elecciones legislativas, un tipo de elección donde el FIT parece sentirse más cómodo. Mientras que en las legislativas hace 6 años consecutivos que supera el millón de votos totales -aun cuando en más de cinco provincias no se presentan candidatos-, en las ejecutivas nunca pudo superar esa cifra.
Los objetivos se miden por distritos: en la provincia de Buenos Aires se busca mantener y repetir la gran elección del 2017 que le permitió ingresar 2 diputados. Néstor Pitrola será quien encabece a la lista, a la búsqueda de dos lugares.
En la Capital Federal quien encabezará la lista a Diputados será Myriam Bregman. “La rusa”, quien cuenta con muy buena imagen dentro del electorado porteño, buscará impulsar su candidatura, para que por primera vez el FIT pueda obtener un Diputado Nacional por CABA. En las últimas elecciones el FIT estuvo solo a 10.000 votos de conseguir su diputado por Capital. Casi.
A nivel nacional el mayor desafío es poder mantener el caudal de votos y continuar la tendencia creciente en los votos a Presidente. Pero el contexto hace todo cuesta arriba. Con la polarización creciente, las dificultades serán muchas y con la potente fórmula justicialista, el espacio para disputar el voto anti macrista parece achicarse. Ahora te quiero ver.
¿Y cómo encara la campaña? “Con la fuerza de las mujeres, los trabajadores y la juventud” el Frente de Izquierda busca diferenciarse del resto de la oferta política haciendo una campaña centrada en representar estos tres sectores. La separación de la Iglesia del Estado, el aborto legal y el no pago a la deuda externa son tres de los ejes por donde girará su comunicación, y donde presenta un planteo muy distinto al resto de los espacios políticos. Habrá que ver qué tanto funciona.
La fecha de cierre de listas se acerca y la incertidumbre es la regla. Ni siquiera dentro de la fórmula Fernández – Fernández está en claro qué tan amplia va a ser esa unidad, parece que una parte del peronismo irá por fuera. En Cambiemos los radicales tienen más dudas de su futuro que Sampaoli post mundial.
¿Quién lo iba a decir? Al final los únicos unidos, hasta ahora, son los troskos.
POR JUAN PABLO CHIODI
ARTE: ROCÍO PÉRSICO
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