“ES ESTAR A LA ALTURA DE LA HISTORIA”

POR FRANCO PÉREZ (*) / SENDERO ELEGANTE

 

El 3 de junio de 2015 se realizaron en distintas partes del país –y en varias comunidades argentinas en el exterior- las primeras marchas del “Ni una menos” y en la sociedad se instaló que la violencia de género y los femicidios son un problema que ya no merecen sólo un recuadro en un diario o un segmento breve en un noticiero. Si bien desde hace varios años muchas mujeres militaban en el feminismo en Argentina, ese fue un punto de quiebre, sobre todo en la juventud y acercó el movimiento a la masividad. Ni hablar cuando se produjo el año pasado el debate sobre la legalización del aborto.

 

La coyuntura que se impone

 

Con la agenda cargada de estas temáticas, y el feminismo ya instalado como un movimiento de conciencia social importante en Argentina, el diario Clarín decidió crear un puesto inédito en el país y en América Latina: es el primer diario en tener Editora de Género (Perfil creó en 2018 el cargo de Observadora de Género, donde la filósofa Diana Maffia escribe una columna referida al tratamiento de cuestiones de género en los medios de la editorial, pero es distinto porque no conlleva un trabajo en conjunto con la redacción). La persona elegida para desempeñarse en ese rol fue Mariana Iglesias, periodista de la sección Sociedad del diario desde 1996. Pero la trastienda de la noticia indica que todo surgió de un reclamo interno y un pedido de la propia periodista: “A comienzos de año pasado leí una nota sobre Jessica Bennett, quien acababa de ser designada como editora de Género en The New York Times. Fue el primer medio en el mundo en aplicarlo y recuerdo que vine a la redacción y dije: `Quiero ser Jessica Bennett en Clarín´. Y me respondieron: `Bueno, armá un proyecto´. Lo elaboré y se entendió que en este contexto mundial, se impone la mirada cuidada. La sociedad no aguanta leer cosas que estén mal porque enseguida te atacan desde las redes sociales. Está bueno tener cuidado en cómo se escribe y de qué manera. Todos estamos empezando a desarmar palabras o conceptos que teníamos naturalizados”. 

 

“La sociedad ya no aguanta leer cosas que estén mal”.

 

 

Mariana Iglesias ganó el año pasado el Premio Lola Mora, otorgado por la Dirección General de la Mujer de la Ciudad, por transmitir una imagen positiva de la mujer que rompe con los estereotipos de género y promueve la igualdad. Foto: Gentileza Clarín.

 

 

¿Qué significa ser Editora de Género? 

 

—La idea es que Clarín sea un medio con una perspectiva de género transversal a todas las secciones del diario. No sólo las notas que tienen que ver con género, sino una mirada integral: las notas de política, internacional, deportes, espectáculos… que todo salga cuidado. Igual esto recién empieza. La idea es que al principio quien pueda tener ciertas dudas con alguna palabra, idea o concepto pueda venir a consultarme y charlarlo. Después, también pasa que a veces no hay tiempo, las notas salen, yo lo advierto y aviso que algo no está bien para tratar de hacerlo de otra manera. El tema es que en la web se puede corregir, pero el papel ya no; queda y es complicado. Por eso es importante el trabajo previo.

 

Este puesto desde el año pasado lo están incorporando los principales diarios del mundo como The New York Times, Le Monde o El País. Sin embargo, sos la primera en América Latina. ¿Por qué crees que en nuestra región sucede eso?

 

—Acá somos de alguna manera progresistas, pero por ejemplo los medios del interior del país son de grupos muy conservadores y con muchas limitaciones. Es muy difícil trabajar en esos medios porque no son muy plurales. Clarín es un diario muy grande, muy importante y me parece que tiene otra mirada y permite múltiples abordajes. Desde ese lugar, creo que el Grupo quiso posicionarse en un lugar importante y estar a la altura de la historia. Esto es estarlo y la verdad que no nos vamos a quitar mérito. Somos un montón acá adentro que laburamos, y lo hacemos bien, y presionamos para que esto ocurriera. Fue un pedido de todos los compañeros y el diario dijo que estaba perfecto y le dio verdaderamente para adelante. Está muy interesado con el tema. El otro día estuve en San Juan en una jornada de periodistas feministas de Cuyo y fueron de San Luis, Mendoza y San Juan. Todas estaban a la expectativa de Clarín porque es un medio que marca tendencia. Entonces festejaban porque decían que si Clarín lo hizo, a lo mejor lo replican, se copian, les interesa y se dan cuenta que en este momento es necesario.

 

Jessica Bennett es una periodista estadounidense que escribe sobre género, sexualidad y cultura. En octubre de 2017 se convirtió en la primera editora de género del The New York Times. Es la autora de Feminist Fight Club: A Survival Manual for a Sexist Workplace  (N de R: El club de la pelea feminista: un manual de supervivencia para un lugar de trabajo sexista). Fue una de las inspiraciones que tuvo la nueva editora de Clarín a la hora de plantear este nuevo cargo.

 

¿Cómo decidiste empezar a militar en el feminismo?

 

—Por el trabajo, por escuchar a un montón de mujeres contando sus historias de violencia, de maltrato, de abortos clandestinos. Cuando les ves las caras es muy fuerte no meterte ahí; enseguida te involucrás. Y lo que me gusta, y no me parece que sea menor o casual, es que en general las periodistas que hacemos género venimos trabajando siempre con grupos vulnerables y ya tenemos esa perspectiva de derechos humanos y una sensibilidad y empatía especial de escuchar y ponerse en el lugar del otro. Entonces termino trabajando y marchando, y los días que no me toca cubrir, voy a la marcha igual. Aún así, me cuido un montón de no militar en el trabajo porque entiendo al medio y pienso que el periodismo es otra cosa.

 

“Las periodistas que hacemos género venimos trabajando siempre con grupos vulnerables y ya tenemos esa perspectiva de derechos humanos y una sensibilidad y empatía especial de escuchar y ponerse en el lugar del otro”.

 

¿Qué te ha pasado en relación con los lectores?

 

—He recibido unos mails tremendos. El año pasado hice una denuncia por amenazas. Me llamaron a mi celular, me decían que me cuide a mis espaldas, que deje de escribir la mierda que escribía. Son fanáticos anónimos, pero todo el mundo tiene mi celular. “Los celestes” (por el color del pañuelo de quienes militan en contra del aborto) también porque he ido a sus marchas a cubrirlas. Los llamo y les pido opinión. No digo que sean ellos, pero todos los mensajes que recibí eran en contra del aborto. Me escribieron “hija de puta”, “asesina”, “abortera”, “corrupta”. Por suerte, no me llamaron más, pero quedó registrado. El año pasado muchas periodistas fuimos hostigadas. Es un gran desafío hablarle a la gente que no está de acuerdo con vos o que piensa muy distinto, porque están quienes no cambiarán nunca su punto de vista, pero otro montón que sí. O que puede empatizar y tener otra sensibilidad con datos y con una mirada objetiva, pragmática y contando situaciones e historias. Me parece que este es el lugar ideal.

 

¿Qué lugar ocupa hoy la mujer en la industria de medios?

 

—Estamos avanzando y sumando un montón de compañeras. Somos muchísimas. Ya somos casi la mitad, el problema es que no llegamos a los puestos gerenciales ni de mando. Hicimos una estadística y calculamos que somos cerca del 40% de la masa trabajadora, pero en los puestos jerárquicos o de jefes para arriba, el 85% eran varones,  y eso pasa en todos los ámbitos del periodismo. Tiene mucha base femenina, que son los sueldos más bajos, pero arriba no se llega.

 

“El problema que tenemos las mujeres es que no llegamos a los puestos gerenciales ni de mando. Calculamos que somos cerca del 40% de la masa trabajadora, pero en los puestos jerárquicos o de jefes para arriba, el 85% son varones,  y eso pasa en todos los ámbitos del periodismo. Hay mucha base femenina, que son los sueldos más bajos, pero arriba no se llega”.

 

 

¿Por qué crees que pasa eso?—Lo que sigue pasando todavía, en todos los ámbitos, es que las mujeres somos mayoría en otro tipo de metie, digamos, como son las cuestiones más sociales. En lo político, económico y lo más duro siguen estando los varones. Nosotras siempre hacemos chistes de que cada vez hay más mujeres en los medios porque se cobra peor. Pasa algo parecido con la medicina: en la Facultad de Medicina el 80% son mujeres y te preguntás por qué: son muchísimos años de estudio, lleva muchísimo tiempo, podés trabajar muchas horas y no se cobra bien. Los varones van a otros lugares donde se gana más plata.

 

 

Para Iglesias, desde la repercusión que cobraron las manifestaciones de “Ni una menos” en 2015, “los medios se dieron cuenta de que el tema es masivo” y cobraron mayor relevancia en la agenda.

 

Sobre el lenguaje inclusivo 

 

Uno de los debates que surgió en los últimos años tiene que ver con el lenguaje inclusivo. En varios términos se suele usar al género masculino para agrupar a hombres y mujeres, pero hay muchas personas que deciden aplicar la “x”, el @ o la letra “e” para nuclear a ambos sexos, algo que ha generado posturas en contra y a favor.

 

¿Qué pensás sobre el lenguaje inclusivo?

 

—Clarín todavía no está para usarlo porque la sociedad todavía no lo incorpora a nivel masivo. Se han hecho muchas notas sobre lenguaje inclusivo y el uso de la “e”. Lo hemos contado, pero no podemos usarlo como en otros medios más alternativos. En mi caso sí trato de hablar de “las” y “los”. El problema es en el título porque no se va a poner “Los abogados y las abogadas”; no hay manera de titular así, entonces hay que buscar la manera de nuclear y por ejemplo se pueden usar términos como “las personas” o “la gente” para que no quede un título masculino porque ya choca. Ni lo pienso. Cuando escribo en las redes o cosas para mi sí suelo usar la “x”, pero en el diario no.

 

¿Ves que en algún momento pueda pasar?

 

—Capaz sí. El otro día jugaron las selecciones de fútbol de hombres y de mujeres y casualmente empataron, y un medio tituló grande  “Empate para todes”. Eso está buenísimo. Lo que sí me doy cuenta es que la gente más grande usa la “e” como un chiste. Hay gente a la que le cuesta un montón, y otra que claramente se deconstruyó, pero también estarán quienes que se van a oponer siempre a todo porque ante este avance también hay otro enorme: el de los movimientos antiderechos.

 

Afilando la comunicación

 

Como parte de estas nuevas acciones, en la redacción de Clarín comenzaron a realizarse capacitaciones. De una participó el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) y se habló sobre perspectiva de género, “todo lo que tiene que ver con la Justicia y la mujer: qué cosas no se pueden hacer, qué cosas sí, qué conviene, qué no conviene. Son todos especialistas con perspectiva de género”.  Y también hubo otra de UNICEF “sobre niños, niñas, adolescentes y sus derechos y cómo no vulnerarlos desde el periodismo. Es genial. Las está organizando el mismo diario y son de carácter obligatorio. La idea es que sean todas entidades incuestionables y con gran reconocimiento. Me parece una idea importante y fundamental ya que demuestra que los medios de comunicación saben y toman conciencia del rol importantísimo que tienen en la sociedad a la hora de formar opinión pública, y la responsabilidad es enorme. Entonces, con el tema de género, desde un medio vos podés lograr que se perpetúe la inequidad o ayudar a erradicarla. Se puede hacer mucho desde un medio de comunicación”.

 

“Desde un medio vos podés lograr que se perpetúe la inequidad o ayudar a erradicarla. Esta decisión demuestra que los medios de comunicación ya saben y toman conciencia del rol importantísimo que tienen en la sociedad a la hora de formar opinión pública”.

 

 

La imagen de la mujer que algunos medios han publicado en sus páginas. El trabajo que se propone desde la edición de Género es evitar que se denigre y estereotipe la figura femenina con conceptos errados y/o machistas.

 

(*) Entrevista publicada en la edición de julio de la revista El Boletín.

 

POR FRANCO PÉREZ (*) / SENDERO ELEGANTE

 

ARTE: ROCÍO BELÉN PÉRSICO / SENDERO ELEGANTE

Revista Sendero

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