POR: JUAN IGNACIO ZINGONI // SENDERO ELEGANTE.
DIVISIÓN EN LA HISTORIA CLARÍN – LES FERNÁNDEZ
Muchos presidentes de América del Sur coinciden en pensar que su principal oposición no tiene el nombre de un partido político, sino el de un grupo mediático. En argentina, los gobiernos piensan en el Grupo Clarín. Ni manipulador del todo, ni mediador desinteresado de la sociedad, este multimedios es un actor importante como el resto y juega un papel en el tablero político social del país. El 10 de diciembre comienza una nueva temporada de la larga historia que lleva el medio que fundó Roberto Noble hace 74 años.
La sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en 2009, y las denuncias públicas a su antigua dueña, Ernestina Herrera de Noble, por la supuesta apropiación de sus hijos durante la última dictadura (algo que se terminaría refutando), llevaron a su máxima expresión la tensión con el kirchnerismo. Esos son recuerdos que golpean el imaginario si miramos a primera vista la fórmula Fernández – Fernández. Sin embargo, “llegan nuevos aires” con Alberto, quien aceptó en participar del seminario “Democracia y Desarrollo”, llevado a cabo el 28 de agosto pasado y organizado por el mismo diario Clarín. Al contrario de su compañera de fórmula, Alberto se posiciona desde un rol más dialoguista con el grupo mediático, así lo confirmó el mismo candidato al informar que a principios de agosto mantuvo una reunión privada con el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto.
A los ansiosos nos queda responder para la próxima temporada: ¿cuál será el nuevo beneficio que el Grupo Clarín buscará de Fernández? Pueden ser muchas cosas. Según opinó el doctor en Ciencias de la Información, Martín Becerra, en diálogo con Sendero Elegante, hay un par de cuestiones que le interesaría a cualquier grupo mediático: desde la neutralidad de la red, hasta las reglas de must carry (obligaciones de incluir ciertos canales en sus grillas), pasando por el rol de ArSat en la gestión de la conectividad y, por supuesto, la clásica publicidad oficial. También podrían tocarse cuestiones internacionales como las condiciones de renegociación de la deuda externa (que es una referencia para las renegociaciones de las deudas privadas) y hasta la aplicación de cargas tributarias a competidores de Flow, como Netflix o Sensa (la plataforma de contenidos creada por la cooperativa COLSECOR), entre tantas otras cosas.
Tal vez un breve repaso de la historia reciente nos ayude a entender qué tan profunda es la relación Alberto – Clarín y ver por qué es más probable que se repita una relación como la de Néstor, que la de Cristina con el grupo mediático.
UNA FÓRMULA IMPRECISA
Alberto Ángel Fernández, (sí, ese es su segundo nombre) estuvo muy ligado a la política de medios del gobierno de Néstor Kirchner durante su función como jefe de Gabinete, entre 2003 y 2007: gestionó Canal 7 y fue uno de los directivos de Papel Prensa, la principal proveedora del papel de diarios y donde se imprimen gran parte de los periódicos del país. Néstor lo incorporó a ese cargo en 2007, pero fue echado del directorio por Cristina, en 2009. La guerra contra Clarín había comenzado. La expresidenta misma llamaría a Alberto como el hombre que cumplía el doble rol de ser jefe de Gabinete y vocero del Grupo Clarín por aquellos tiempos. Tal vez recordarán que Néstor Kirchner, antes de dejar su presidencia, le hizo un regalo de despedida al multimedios: en su último día hábil de mandato, autorizó la fusión entre Cablevisión y Multicanal. En 2013, Cristina afirmó que esa fusión empresarial había sido impulsada en gran parte por su actual compañero de fórmula, el “Ángel” Fernández.
Cuatro años antes, en 2009, se sancionó en el Congreso la mal llamada “Ley de Medios” y fue una de las primeras señales de una guerra contra Clarín. Alberto opinó sobre el debate de aquellos tiempos en una reciente entrevista y afirmó: “Evidentemente, ese no fue el camino (correcto)”. Está claro que, en el caso de que Cristina desee ir por una revancha contra su viejo rival, tendrá un duro debate con su presidente electo (porque ella lo eligió, claro).
«Si la comunicación se guiara sólo por el mercado, no habría comunicación en Argentina».
Alberto piensa que “en el caso de una situación dominante del Grupo Clarín, éste se debe resolver con las leyes de Defensa de la Competencia y de Defensa del Consumidor, pero no se resuelve eso con la ley de Medios”. Para Fernández, una “Ley de Medios” debe servir para promover algo que, en esencia, es un “negocio”, según él. Sin embargo, se supone que la comunicación, antes de ser un negocio, es un derecho. Si la comunicación masiva se guiara sólo por la ley del mercado, no habría comunicación en Argentina: esto se comprueba con la nota de ayuda que las cámaras empresariales de medios le escribieron al ministro de Trabajo y Producción de la Nación, Dante Sica, en abril pasado.
Por otro lado, el candidato presidencial del Frente de Todos prometió que no volvería “6, 7, 8”, y afirmó que «un canal estatal debe funcionar sin programas políticos, pero sí con periodismo (…), el mejor periodismo es el periodismo independiente». Habrá que ver cómo será la curaduría de la Televisión Pública para cumplir con esta idea. Aquí abajo se puede ver cómo se repartió el contenido del canal estatal en el mes previo a las PASO 2019. De un total de 92 segmentos informativos y entrevistas, el oficialismo fue protagonista de casi el 70%.
Defender y promover políticas públicas que beneficien al Grupo Clarín, en particular, y a otros grandes grupos, en general, ha sido un elemento que comparten los diferentes gobiernos argentinos desde 1989. Durante su gestión, Cristina también le hizo un favor al no aceptar su plan de adecuación en 2014 por el cual hubiese quedado dividido en seis partes, producto del fallo de la Corte Suprema por la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Finalmente, las elecciones llegaron y con ellas vendría el gobierno de Cambiemos a salvar las papas.
CLARÍN Y SU AMOR AMARILLO
“Hoy se termina la guerra del Estado con el periodismo”, afirmó el jefe de Gabinete Marcos Peña en diciembre de 2015 y enseguida Mauricio Macri firmó el DNU 267/15 con el cual modificó y eliminó artículos fundamentales de esta ley, que buscaban impedir el avance de la concentración mediática. Al poco tiempo, el Gobierno prometió la redacción de un nuevo proyecto de ley integral y convergente para el sector de medios de comunicación. Sin embargo, han pasado casi cuatro años y la promesa aún sigue sin cumplirse.
El Grupo Clarín cumplió otro sueño, pero en 2018: la aprobación de la fusión Cablevisión-Telecom. Según informan los investigadores Guillermo Mastrini y Martín Becerra, Clarín dispone actualmente a nivel nacional del:
- 42% del mercado de telefonía fija.
- 34% de la telefonía móvil.
- 56% de las conexiones a Internet por banda ancha.
- 35% de conectividad móvil.
- 40% en TV paga.
«Históricamente, el Grupo ha ido construyendo relaciones con las sucesivas gestiones, sin importar el tinte político».
Para ponernos en perspectiva: la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) prohíbe los niveles de concentración que posee el mercado infocomunicacional argentino actual. El porqué de la situación actual no reside solamente en este gobierno, sino en todos los anteriores. Históricamente, el Grupo ha ido construyendo relaciones con las sucesivas gestiones, sin importar el tinte político. Alberto simboliza diálogo y Cristina pelea, para Clarín. Al igual las repercusiones internas que disparó la reunión de Alberto Fernández con el CEO de Mercado Libre, Marcos Galperín, dentro del peronismo y del kirchnerismo las aguas se dividen con respecto a qué hacer con Clarín. La verdad es que no estamos más en 2009 y, citando al Presidente Mauricio Macri, “pasaron cosas” que fueron fortaleciendo a la empresa que tiene como CEO a Héctor Magnetto. Podríamos decir que en los días que vivimos, Clarín está mejor que nunca para recibir al próximo presidente.
POR: JUAN IGNACIO ZINGONI // SENDERO ELEGANTE.
ARTE: ROCÍO PÉRSICO.