VACUNATE, PELOTUDO


POR: GUIDO GRASSELLI / SENDERO ELEGANTE

¿Expondrías a tu hijo a enfermedades potencialmente mortales? ¿Pondrías en riesgo tu vida y la de los demás? ¿Permitirías que reaparezcan enfermedades que habían dejado de existir? Las respuestas a estas preguntas parecen obvias, pero para algunos medios, periodistas e “intelectuales” no son tan obvias. Brutos.

La estupidez siempre insiste

Desde los tiempo de Jenner —quien desarrolló la vacuna contra la viruela en 1796— y Pasteur —quien creó la vacuna contra la rabia en 1885— hubo oposición hacias las vacunas por gran parte de la sociedad. Justificaban que interferían con los planes divinos o que era más riesgoso que no vacunarse. Cientos de años después, a pesar de toda la evidencia acumulada, este escepticismo por ciertos grupos continúa y los argumentos son aún menos convincentes. ¿Usted no aprende, verdad?

La vacunación es uno de los grandes hitos de la Medicina en la historia de la humanidad: es una de las intervenciones en salud pública más costo-efectivas, que más vidas ha salvado. La viruela ha sido la única enfermedad que la ciencia ha sido capaz de erradicar de la faz de la tierra, y se logró justamente gracias a la inmunización. Esta enfermedad viral mataba a una de cada tres personas a las que infectaba, y se llevó la vida de 300 millones de personas —cinco veces más muertes que la Segunda Guerra Mundial—. Gracias a la vacunación, la viruela fue declarada oficialmente erradicada en 1980 y no volvió a haber un solo caso desde entonces.

¿Qué dicen los antivacunas?

Existen grupos de personas —inexplicablemente en crecimiento— que se niegan a vacunarse a ellos mismos o a sus hijos, lo que puede traer consecuencias terribles. Las creencias populares o la falta de información crean argumentos como la posible sobrecarga del sistema inmune. ¿Qué produciría esta sobrecarga?  Supuestamente nuestro sistema inmune se vería abrumado de vacunas y no sería capaz de generar defensas genuinas para las enfermedades. Mentira. También lo asocian con el autismo. Otra mentira.

Además de los antivacunas y sus ideas disparatadas, otra dificultad son los recursos limitados; La falta de inversión en el sistema de salud hace que no se erradiquen ciertas enfermedades inmunoprevenibles, y surgen cada vez más casos de enfermedades —como la Rubéola y el Sarampión— que estaban en camino a la erradicación.

Hay dos principios fundamentales que se cumplen al vacunarse: EQUIDAD y SOLIDARIDAD. Equidad en salud, ya que son obligatorias y gratuitas permiten el acceso a la población entera. Solidaridad por lo que se conoce como “efecto rebaño”: al recibir la vacuna, me vuelvo inmune a la enfermedad. Cuanta mayor es la proporción de individuos inmunes en una población, menor es la probabilidad de que una persona susceptible —ya sea porque no está vacunado o aquellos inmunocomprometidos (transplantados, personas con sida o bajo tratamiento quimioterápico)— se contagie.

El acto de vacunar es un compromiso social: cuido mi salud y la de los demás. En Argentina tenemos uno de los calendarios de vacunación más completos del mundo, que es universal, obligatorio y gratuito, al servicio de las necesidades de la población y el cual debemos proteger.

No todas las enfermedades pueden ser erradicadas mediante la vacunación; no es la solución a todos los problemas de salud. Pero sí es capaz de evitar las formas graves de algunas enfermedades, prevenir el contagio de otras y la eliminación de unas pocas. Por vos y por los demás, VACUNATE, pelotudo.


POR: GUIDO GRASSELLI / SENDERO ELEGANTE

Revista Sendero

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