POR: IGNACIO SANTORO / SENDERO ELEGANTE
Córdoba bailó cuarteto al ritmo de la marcha peronista. Y vaya que bailó. Juan Schiaretti fue reelecto como gobernador por un nuevo período. El competidor más directo, Mario Negri, quedó 35 puntos más abajo. Además, el oficialismo provincial ganó en la capital cordobesa y se llevó más de dos tercios de las bancas en la legislatura. Paliza.
El miércoles pasado el Tottenham ganó su pase a la final de la Champions League, con un gol decisivo de Lucas Moura en el último minuto. ¿Qué tienen en común Córdoba y Lucas Moura? Córdoba, puede ser igual de decisiva que Moura; es la segunda provincia más poblada del país y en 2015 fue vital para la victoria de Mauricio Macri, quien obtuvo el 70% de las voluntades cordobesas en el balotaje. Por eso, pegarle un vistazo a la opinión del gobernador electo sobre la política nacional puede ser muy importante. Sobre todo, si ese gobernador dejó 35 puntos atrás al resto de los competidores.
Hace más de veinte años el sello del PJ gobierna la provincia. Muchas veces cuando los adherentes al peronismo quieren evitar la pregunta sobre a cuál dirigente responden afirman “soy peronista de Perón”. En Córdoba desde hace tiempo el peronismo provincial juega su propio juego. Tanto Juan Manuel De la Sota como Schiaretti apostaron por alternativas electorales disidentes al kirchnerismo; ambos se sintieron más cómodos dentro del espacio del Peronismo Federal e incluso De la Sota fue precandidato a presidente en 2015 por el frente que lideraba Sergio Massa.
Sin embargo, Schiaretti tuvo el apoyo de todos. Cristina Fernández de Kirchner aportó sus porotos a la victoria del Gobernador: bajó la lista de su candidato Pablo Carro e invitó a votar al electorado kichnerista por la lista del “gringo”.
Schiaretti, se sabía ganador desde antes de ir a las urnas; ni Ramón Mestre ni Mario Negri lograron revertir el resultado: quedaron lejos de ser Fernet con Coca. Estas dos bebidas, una amarga y otra dulce, en su justa medida hacen un combo ganador. Quizás por no ponerse de acuerdo en cuál candidato era el dulce y cuál el amargo, la unión de la oposición nunca llegó. Cambiemos fue dividido, y cómo pueden pensar muchos cordobeses, la Coca y el Fernet no tienen el mismo encanto por separado. Schiaretti ante un Cambiemos dividido, fue el único que bailó unos cuartetazos ayer a la noche.
La capital fue una verdadera sorpresa. El peronismo solo había ganado una vez en la ciudad; en 1999, Germán Kammerath, vicegobernador de De la Sota, fue electo como intendente capitalino. Desde el fin de su mandato, el oficialismo provincial no pudo hacer pie en el distrito. Hasta ahora. Martín Llaryora, también vicegobernador (de Schiaretti) se impuso ante las listas de Luis Juez (Córdoba Cambia) y del radical Rodrigo De Loredo. Dar el salto de la gobernación a la intendencia parece ser una fórmula exitosa para el peronismo cordobés.
¿Golpazo para Cambiemos de cara a octubre? Ni muy muy, ni tan tan. Elegir gobernador no es lo mismo que elegir un presidente. Los cordobeses ya lo demostraron en 2015: la lista encabezada por Massa y apoyada por De la Sota perdió la mitad de los 40 puntos que había obtenido la coalición provincial para la gobernación. En la disputa presidencial, esos votos migraron a Cambiemos, que cosechó el 53% de los votos en la general, y el 70% en el balotaje. La verdadera independencia cordobesa es la del elector.
Bonus track electoral. Córdoba también vota diferente. Al igual que Santa Fe, los cargos en Córdoba son electos por el sistema de boleta única en formato papel (Boleta Única de Sufragio [BUS]). Al igual que su análoga santafesina, el elector al momento de votar marca en un casillero al partido de su preferencia. Pero existe una diferencia fundamental: en Córdoba todas las candidaturas están concentradas en una misma boleta.
La BUS arrastra. A diferencia del caso santafesino, al encontrarse todas las categorías en una misma boleta, el elector puede simplemente seleccionar el casillero que dice “votar por lista completa”, evitando tener que marcar en cada categoría al partido o candidato de su preferencia. El efecto es igual al de tomar una sola boleta partidaria (como las utilizadas para cargos nacionales): se elige un sólo partido más allá de sus candidatos, evitando el corte de boleta.
El arrastre tiene un truquito. Si bien este modelo de boleta se usa desde 2011, desde 2015 le encontraron una vuelta para que el efecto arrastre sea mayor: la cara del candidato a gobernador no aparece en el casillero de “candidato a gobernador”, sino en el casillero “votar por lista completa”. Si en Santa Fe es necesario poner una cara bonita para cada categoría en Córdoba solo es necesario que esté presente en la candidatura a Gobernador.
Último detalle. Sólo 2 de los 13 candidatos a Gobernador fueron mujeres. En Córdoba faltan candidatas.
POR: IGNACIO SANTORO. POLITÓLOGO (UBA), ESPECIALIZADO EN GOBERNANZA ELECTORAL (UNSAM) / SENDERO ELEGANTE