POR IGNACIO SANTORO / SENDERO ELEGANTE
Nació en una provincia pequeña. Luego de años de militancia llegó al Congreso, donde se convirtió en una pieza clave para la aprobación de proyectos de ley. La descripción cuadra tanto para Miguel Ángel Pichetto como para Frank Underwood. Al igual que el personaje de House of Cards, el senador por Río Negro podría llegar a pasar del Poder Legislativo a la vicepresidencia de la Nación.
¿Qué hace un vicepresidente? Muchos creen que el único rol que tiene el vicepresidente es “sentarse a esperar a que el presidente muera” como afirma Dick Cheney en la película VICE. Es verdad, una de las funciones centrales que tiene el vicepresidente es asumir si el presidente muere o renuncia. Pero también tiene otras tareas importantes.
El vicepresidente ocupa el rol de presidente cuando el máximo mandatario se encuentra fuera del país o tiene una licencia médica. Además, es el presidente del Senado. En la Cámara Alta, cumple el rol de árbitro, no se expresa ni vota, salvo en caso de empate. Cuando le toca votar, su voto puede ser vital para una administración. Julio César Cleto Cobos lo demostró en 2008 cuando desempató con su “voto no positivo” el proyecto que aumentaba las retenciones móviles a los sectores agrícolas (como la soja). Cobos no quiso ser el Robin de ningún Batman y se reveló a la medida propuesta por Cristina Fernández de Kirchner.
Sin embargo, la vicepresidencia en Argentina nunca se había tomado demasiado en serio en una campaña electoral. La iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner dio vuelta el tablero e hizo de la vicepresidencia un cargo fundamental a considerar en esta elección. Su candidatura marcó la campaña: apuró la elección de un peronista como vice del oficialismo y contagió la importancia de la figura del vicepresidente en todos los partidos políticos. Las boletas son un reflejo del nuevo rol; a diferencia de 2015, donde solo Cambiemos tenía la foto de su candidata a vicepresidente, en esta elección todos los partidos llevan la imagen de ambos precandidatos, presidente y vice.
La vuelta de Cristina no es novedosa. Muchos ex presidentes cantaron antes “Vamos a volver”. En América Latina hay varios casos de primeros mandatarios que se vuelven a postular y algunos lograron ser reelectos, como Tabaré Vázquez en Uruguay, Sebastián Piñera y Michelle Bachelet en Chile o Alan García en Perú. En Argentina, solo Juan Domingo Perón e Hipólito Yrigoyen quisieron volver y lo lograron. En el siglo XXI, los ex presidentes que intentaron ocupar de nuevo la presidencia no lo consiguieron: Duhalde y Rodríguez Saá quisieron volver e incluso Menem, reelecto dos veces, no logró hacerlo para un tercer mandato. Pero esta elección trae una novedad: nunca en nuestro país o Sudamérica, un presidente quiso volver como vice. Podría ser la primera vez.
¿Cristina o Pichetto pueden ser una amenaza? En la historia la mayoría los vicepresidentes argentinos fueron más bien Smithers; tipos leales y subordinados a la figura del presidente. Pocos vices le generaron dolores de cabeza a los primeros mandatarios: Carlos “Chacho” Álvarez, Eduardo Duhalde y Julio Cobos, fueron algunos de los que complicaron las tareas de los presidentes y hasta llegaron a desestabilizar su gobierno.
Los vices pueden traer conflictos. Los votos de la fórmula Fernández – Fernández provienen sobre todo de Cristina Fernández de Kirchner, por eso probablemente tenga mucho que decir en la posible gestión de Alberto Fernández. Hay dos opciones posibles: una gestión de cooperación, donde las medidas sean consultadas a la vicepresidenta o un conflicto por el liderazgo en el binomio presidencial.
Pichetto, en cambio, no atrae votos pero quizás sí problemas para Macri. El senador rionegrino conoce la cámara como pocos. Una muestra de ello fueron sus retos a Gabriela Michetti y a Amado Boudou por desconocer el funcionamiento del reglamento. Por eso, Pichetto tiene su ojo puesto en el Senado. Desde allí, el vice puede cooperar para implementar la agenda del presidente, pero también, manejar la Cámara para ponerle frenos a la gestión.
Una precaución más hay que tener con los vices: en la serie, Underwood logra acceder a la presidencia luego de destituir al presidente. En América Latina la ficción muchas veces se vuelve realidad. Brasil tuvo su propio House of Cards. Michel Temer fue vicepresidente durante las dos gestiones de Dilma Rousseff. La segunda no llegó a concluir. Uno de los precursores de la destitución de Dilma fue el mismo Temer, a quien la expresidenta señaló como uno de los jefes de la “conspiración” que culminó su mandato.
Pero caída no es sinónimo de Golpe de Estado. Hernán Lombardi tuiteó: “En unas elecciones cada cual puede proponer su fórmula y es su derecho. Pero en Argentina cada vez que se bifurca el poder real del poder institucional la República se debilita. ´Cámpora al Gobierno, Perón al poder´ terminó en Isabel, Videla y la catástrofe”. ¿Valdrá la afirmación de Lombardi para la postulación de Pichetto?
Hay una diferencia fundamental: no estamos en los setentas. Es probable que haya tensiones entre el presidente y la vice en caso de ser electos, pero pensar en una intervención de las Fuerzas Armadas en Argentina no es factible. Desde el retorno de la democracia en la región y en nuestro país en particular, el gobierno del pueblo no se discute. Si bien algunos presidentes han caído antes de tiempo, ello no llevó a la interrupción del régimen democrático. Tenemos un ejemplo cercano: Fernando De la Rúa. Además, —y resulta obvio— Isabel y Cristina son completamente diferentes; Cristina Fernández de Kirchner concentra el apoyo en su persona basada en la experiencia de sus dos gestiones, a diferencia de Isabel que se legitimaba por la figura de Perón.
“Hay dos tipos de vicepresidentes: los que se dejan pisotear y los que pisotean”, dice Frank Underwood. Cristina Fernández de Kirchner o Miguel Ángel Pichetto, ¿pisarán o serán pisados?
POR IGNACIO SANTORO / SENDERO ELEGANTE
