DOS PAÍSES, UN MISMO LUGAR

POR FRANCO PÉREZ

 

Las últimas elecciones demostraron que el 88,4% de los votos fueron para Alberto Fernández (48,2%) y Mauricio Macri (40,2%), los dos candidatos con posturas claramente opuestas; el Frente de Todos, más cercano al campo de centro izquierda nacional, y Juntos por el Cambio, afín a la esfera de centro derecha liberal global. Ya nadie en el país puede ignorar la polarización que vive la sociedad. Pero, ¿cuáles podrían ser las consecuencias? ¿Nos estaremos cargando de prejuicios y alejando del pensamiento crítico? ¿Por qué pensamos así? Es necesario abstraerse, caminar la calle y conversar, sobre todo con quienes no piensan como uno. Y también aceptar análisis o descripciones, sin malas intenciones y sin creer que se opera para alguien. Una mirada despojada de mala leche. Esto no es negar que existan quienes lo practiquen, pero no todos los que hacen periodismo deben ser metidos en la misma bolsa.

 

Cuando decidimos desde Revista Sendero hacer la cobertura de la manifestación de despedida de Mauricio Macri, tratamos de buscar testimonios que expresen algo más que odio cliché o un ida y vuelta que eleve el tono y donde la protagonista sea la chicana, en lugar de las ideas –polémicas o no– de los entrevistados y las entrevistadas. La intención fue escuchar, comprender qué piensa cada sector de la sociedad, sin interrupciones. Preguntas simples, con respuestas concretas y que cada uno o cada una saque su propia conclusión. El resto es show.

 

LA DESPEDIDA DE MAURICIO

 

El sábado 7 de diciembre, miles de personas se aceraron a la Plaza de Mayo para despedir al expresidente Mauricio Macri. No había puestos de choripán ni de cerveza o fernet como sí los hubo –y en gran cantidad– tres días más tarde en el mismo lugar con Alberto y Cristina Fernández como protagonistas. Sí se vendían aguas, banderas, gaseosas, sandwiches para comer, o también se aprovechaban los bares de la zona. Había algunos micros en la zona de 9 de Julio, pero también se vio a mucha gente llegar en taxi y otras tantas en transporte público y a pie por Diagonal Norte o Avenida de Mayo.

 

Si bien hubo una gran cantidad de personas en la zona de la Plaza de Mayo, en los alrededores la situación estuvo tranquila y despejada. Y la tranquilidad, a diferencia de algunas crónicas donde se vieron agresiones –las cuales repudiamos– a distintos cronistas, la encontramos en quienes entrevistamos y accedieron a dialogar y a dar su opinión, la cual en algunos casos no compartimos, pero no podemos dejar de escuchar.  

 

Evitamos la búsqueda de la señora Bisman o de los clichés derechistas, que si bien existen y se usan como modo de burla, no representan a una mayoría significativa de las más de 10 millones de personas que votaron por el macrismo. A simple vista sí se comprueba que el grueso de los y las concurrentes no son jóvenes, sino personas que superan los 40 o 50 años de edad. Pero la valoración de medidas kirchneristas como la Asignación Universal por Hijo, las jubilaciones para amas de casa o el “orgullo” porque Macri haya sido el primer presidente en plantear la discusión por la legalización del aborto en el Congreso, son algunas de las sorpresas que nos llevamos en la recorrida de esa tarde.

 

LA BIENVENIDA A ALBERTO

 

Tan solo tres días después, y con temperaturas que alcanzaron los 38 grados, se produjo la asunción presidencial de Alberto Fernández y miles y miles de personas decidieron acercarse a la Plaza de Mayo para darle la bienvenida al nuevo mandatario. Un prejuicio clásico cuando se realizan estas manifestaciones tiene que ver con el famoso aparato peronista o sindical, los micros en la 9 de julio y que quienes asisten lo hacen por plata o por un plan. Puede existir un porcentaje que sí lo haga, pero es ínfimo. No se puede negar a un movimiento que convoca a cientos de miles de personas en las calles y que obtuvo, hace menos de dos meses, casi 13 millones de votos.

 

Ante semejante calor, los vendedores de bebidas distribuidos por toda la zona comenzaron a mojar la gente para aplacar el calor y distintos operarios de limpieza del Gobierno de la Ciudad, a pedido de algunos asistentes, también los bañaban con sus mangueras. Había tanta transpiración y calor como alegría en los rostros. El ambiente de la Plaza de Mayo en la asunción de Alberto se pareció más a la previa de un recital de rock de La Renga o del Indio Solari que a un acto político. Decenas de miles de jóvenes sin banderas políticas, donde sí se destacaban los pañuelos verdes por la legalización del aborto, cantaban, tomaban aguas, gaseosas, cervezas, fernet, lo que sea para meter algo fresco al cuerpo y celebrar la llegada de un gobierno que dice representarlos.  Se notó también en el line up del acto: Alberto y Cristina fueron recibidos con “Deja Vu”, de Gustavo Cerati, y al terminar sus discursos, “Ji ji ji”, de los Redondos, convirtió al mitin político en un pogo masivo, seguido por “Hablando de la libertad”, de La Renga.  Minutos después, la cumbia convirtió a la Plaza en una pista de baile.

 

La juventud es el sector que está en la mira del nuevo gobierno, y aún es incierta qué estrategia implementaran sus rivales políticos (si es que les interesa aplicar una) para disputarle a ese electorado, que cada vez cobra mayor volumen en el padrón electoral.

 

Se inició una nueva era política, en la que parece que el republicanismo y el diálogo serán protagonistas. Lo insinuó el macrismo al asumir, pero lo tiró por la borda con la profundización de la grieta y con la confirmación para una gran parte de la sociedad de sus prejuicios ideológicos. Lo mismo sucedió con el kirchnerismo en su última etapa, que llevó al llano a este movimiento político durante cuatro años.

¿Continuarán los gestos de respeto que se vieron por estos días?

 

El contexto social y político regional posicionó a nuestro país en un lugar inesperadamente privilegiado, ya que el descontento de la población se resolvió en las urnas. Y la responsabilidad de mantener esa estabilidad será pura y exclusiva del nuevo gobierno albertista y de la “oposición responsable” que prometió Mauricio Macri. La historia dirá si viviremos una nueva decepción o un paso más en la consolidación de nuestra joven democracia. 

 

POR FRANCO PÉREZ

Revista Sendero

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