CAYÓ UN RAYO SOLIDARIO

POR FRANCO PÉREZ

“El niño está en la vereda, esperando por el sol y aunque ya no habrá mañana siempre espera algún rayo”, describe Gustavo “Chizzo” Nápoli, cantante y guitarrista de La Renga, en Algún rayo, el tema del disco homónimo del año 2010. Aunque en el mundo abundan codicia, avaricia y egoísmo, hay pequeños rayos que iluminan la esperanza y funcionan como un llamado de atención para luchar por un mundo más justo. De palabras, canciones y poesías a veces se despiertan sentimientos que trascienden a esas obras, o quizás las continúen y potencien sus significados. El espíritu solidario de una de las bandas de rock más convocantes del país, que ha tocado en infinidad de eventos a beneficio, se transmite; hay una filosofía compartida entre público y músicos para apoyar determinadas causas: Madres de Plaza de Mayo, rechazo a la minería a cielo abierto, apoyo a los pueblos originarios, a los obreros de Zanon, a comedores y la lista sigue. Las presentaciones solidarias de La Renga, casi siempre sorpresivas a lo largo de los años, garantizan éxito por el poder de convocatoria del trío de Mataderos a través de un efectivo boca a boca.


De esas letras, de admirar esas movidas solidarias, llegó el impulso para que un trabajador como Ricardo decidiera abrir en Cañuelas el merendero Algún Rayo, en marzo del 2017. Siempre dio vueltas en su cabeza encarar un proyecto de esta magnitud. La necesidad de calzado, útiles, pero sobre todo de una merienda, contención y afecto se hacían notar durante una crisis económica que no paró de profundizarse. Acá, los porcentajes y las estadísticas dejan de ser simples números o garabatos en un Excel para convertirse en una realidad. Ricardo comenta: “El click fue en una despensa cuando vi a una mamá que compró solo 3 milanesas para una familia. Eso te daba la pauta de lo que era la necesidad. Ahí empezamos como merendero. Íbamos a buscar la leche a un tambo de la zona y el tambero nos la regalaba. Cañuelas es una zona rural, acá hay quintas de verduras, tambos y toda la gente da una mano. En aquel momento, poníamos 50 pesos cada uno –son un grupo de 20 voluntarios, entre amigos y conocidos– y comprábamos leche y galletitas para los chicos de la zona. Así se largó”.


El merendero se encuentra en Cañuelas, en el barrio Santa Rita a la altura del km 54 de la Ruta 3. Hoy en día, allí se ayuda a aproximadamente 60 chicos y chicas que van todos los sábados a tomar la merienda y a divertirse a Algún Rayo, pero también durante la semana cerca de 15 pequeños van con mayor frecuencia y siempre que se puede se brindan algunos talleres musicales o educativos. Ricardo trabaja en una fábrica de la Mercedes Benz a unos kilómetros de distancia y dice tener la suerte de haber mantenido el trabajo porque “a muchos conocidos de otras fábricas de la zona, que también pertenecían a la industria automotriz, los despidieron o directamente cerraron”. Eso en el barrio comenzó a sentirse desde hace casi 4 años, aproximadamente, “a meses de la asunción de Macri. La pérdida de laburo afectó, muchos padres de los pibes que vienen perdieron el trabajo en estos años. También hay problemas de vivienda, de inundaciones. Hay un río con algunas viviendas alrededor que sufren esto, y son algunas de las familias que vienen al merendero”.

“Ellos son el futuro. Nos cuentan que cuando sean grandes van a tener un merendero y nosotros les decimos que ellos van a ser los que lo van a continuar”, cuenta Ricardo, quien también parece transmitirles su gusto por el rock a los pequeños.

Pero así como La Renga despertó esta fuerza en Ricardo, la energía puesta en este proyecto que él mismo encaró también se encamina a generar lo mismo en quienes hoy asisten a Algún Rayo: “Ellos son el futuro. Nos cuentan que cuando sean grandes van a tener un merendero y nosotros les decimos que ellos van a ser los que lo van a continuar. Los chicos nos ayudan a cocinar, preparan la bolsa de alimentos. Es mi orgullo porque lo imaginaba así. Me emociona, no imaginábamos esta magnitud”.


¿Cómo se difunde que hay un nuevo merendero en el barrio? ¿Cómo se enteran quienes lo necesitan? Lo que empezaron a hacer los voluntarios del merendero, encabezados por Ricardo, fue disfrazarse de payasos: iban a las puertas de las escuelas durante la semana y los sábados a la mañana se paseaban por las calles del barrio, o casa por casa, e invitaban a los chicos al ritmo de un bombo murguero. Sin embargo, antes de ofrecer las meriendas, la iniciativa comenzó con un “ropero solidario”: los voluntarios buscaban ropa y pedían donaciones a través de las redes sociales de lo que necesitaban distintas personas del barrio. Como ayudan cerca de 20 colaboradores y colaboradoras, la difusión se multiplicó y se cumplió con ese objetivo inicial. Pero ese sería sólo el comienzo.


En el 2019 que se va, fueron en promedio entre 55 y 65 personas los sábados al merendero, “siempre más de 50 –detalla Ricardo–. En un momento llegaron a ser 100 pibes, pero también el año pasado abrieron distintos merenderos. Fue por las elecciones; ahora están cerrando todos esos merenderos. Había punteros de distintos partidos. Los merenderos mueven, mueven mucho y vieron lo que hacíamos acá, nos sentimos mucho tiempo observados. Hicimos una movida social muy grande, fue enorme lo que se hizo en tres años. Porque además de los chicos, se llena de mamás y de familias. Se pudo ayudar a muchas familias con heladeras, cocinas. Con las inundaciones se hizo una movida muy grande y se recibieron ayuda y donaciones”.

Para las Fiestas se prepararon algunos villancicos, los tradicionales coros navideños, pero también se despertó el desafío de formar el año que viene un coro con los niños y las niñas que asisten al merendero.

Según un informe encargado por la Defensoría del Pueblo, y realizado en agosto de este año por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA), en los últimos 8 años creció más del doble la cantidad de chicos que se alimenta en comedores bonaerenses: hoy en día, aproximadamente 4 de cada 10 niños de la provincia de Buenos Aires asiste a lugares como el merendero Algún Rayo.


–¿Reciben alguna ayuda del Estado?

–Nunca quisimos ayuda, algo medio rengo de “no me convence ningún tipo de política” (en referencia a El revelde, canción emblemática de La Renga). Ni el macrista ni ninguno, nunca recibimos nada. Sí vemos que se quieren colar en todas las fotos, en Pascuas quieren venir con huevos o el Día del Niño con regalos. Se acercan para esas fechas, pero siempre se consiguió todo por donaciones. La idea es no depender de nadie, y menos de la política. Sí lo que se hace es enviar por la mesa de entrada una nota a la municipalidad de Cañuelas y pedimos el sonido y el escenario para el Merenrock (un festival que hacen todos los meses de octubre a beneficio de Algún Rayo). Eso lo pone la municipalidad y no cobra nada. Está bueno que apoyen espectáculos artísticos. Nunca se vio movida así acá, ni hay lugares donde toquen bandas. Que vengan casi mil personas, como vinieron, es un montón.


El 5 de octubre de 2019, se cumplió otro sueño para Ricardo, ya que esa noche el cierre sorpresa estaba a cargo de Nagual, una banda que ya llena lugares como Groove o el Teatro de Flores. Pero además de esa garantía de convocatoria brindada por un grupo que admiraba, recibió la visita de Tete Iglesias, bajista de La Renga, que además de ir a apoyar, tocó en el escenario con algunas de las bandas. Cuando tuvo la posibilidad de acercarse e invitarlo al evento, ni bien cruzaron saludos, Tete sorprendió a Ricardo: “Mañana tienen el Merenrock, ¿no? Mira que yo voy, eh”. “Así me dijo y casi no lo conocía. Es un genio. Lo admiro porque es lo máximo. Es espectacular porque cada vez que lo cruzás siempre pregunta, siempre se preocupa. Lo mismo Ciriaco, de Nagual, siempre pregunta si necesitamos algo para hacer una fecha, algo solidario. La idea es hacer siempre el Merenrock en octubre. Lo hacemos sólo ese mes porque no se cobra entrada y en el último se pidieron dos alimentos para ayudar a tres merenderos de Cañuelas”.


–¿Cuánto ayuda el Merenrock al merendero?

–En el último se armó una cantina, vendimos comida, cerveza. Se terminó la cerveza, se terminó todo y la recaudación fue impresionante: 75 mil pesos. Con eso se compraron 36 cajas navideñas. Ese evento originalmente lo armamos para poder comprar las cajas de Navidad. Nosotros a lo largo de estos tres años fuimos consiguiendo beneficios para los chicos que tratamos de sostenerlos en el tiempo. El beneficio más grande para nosotros es que todos los sábados los chicos se llevan una bolsa con alimentos. Tienen fideos, polenta, azúcar, harina, leche. Eso por las donaciones que recibimos, y después el otro beneficio muy importante es la mochila con útiles escolares completa, que hace tres años que se da para que puedan arrancar las clases. Esta también es la tercera o cuarta caja navideña que entregamos y eso se puede hacer por el Merenrock. Compramos 36 cajas navideñas, que nos salieron 40 mil pesos porque 1100 está cada una; armamos una caja chica para el merendero de 6 mil pesos, y guardamos otra parte para lo que va a ser la mochila del próximo año. Estuvimos stockeando y acomodando útiles. Tenemos dos cajas de cuadernos tapa dura, lápices, biromes y gomas, pero hay que comprar mochilas, hojas y tijeras.

Solidario. El Tete, bajista de La Renga, dijo presente en el último Merenrock, organizado el pasado 5 de octubre, donde participaron varias bandas y tuvo como cierre un show sorpresa de Nagual. Fue a beneficio de Algún Rayo y de otros tres merenderos de la zona. Foto: gentileza Merenrock.

Para la nueva década que está por comenzar, está en los planes hacer una ampliación en uno de los costados y armar un depósito. La cadena de favores continúa: esa obra la realizará uno de los padres de los chicos que asisten al merendero, que se dedica a la albañilería. Con Algún Rayo colaboran panaderías de la zona, productores, Molinos, con harinas, fideos y aceite; bandas como La Renga, que donó 250 remeras para los chicos, o Nagual, con sus conciertos a beneficio, la agrupación de motociclistas «Quemando combustible», que ayuda en la organización del Merenrock y convoca a distintas agrupaciones de motos a participar, el Centro de Jubilados 11 de octubre, que es el lugar donde funciona el merendero los sábados y les prestan las instalaciones sin cobrarles ningún tipo de alquiler, y también personas que acercan útiles, galletitas o compañía, como la que brinda Marcelo, un excombatiente de Malvinas de la zona que, como es músico, se acercó al lugar a dar algunas clases de canto para unos villancicos navideños y dejó latente la posibilidad de organizar un coro para el próximo año. 

 

El encuentro del sábado 21 de diciembre fue el último oficial hasta dentro de unas semanas, pero por supuesto que cada chico o chica que se quiera acercar a tomar una merienda o necesite alimentos, lo podrá hacer. Brian, uno de los pequeños que estuvo por momentos en la charla con Revista Sendero, escucha lo que va a suceder y le nace preguntarle a Ricardo: “¿El año que vienen van a seguir haciendo el merendero?”. La respuesta, tranquiliza: “Obvio que vamos a seguir, tiene que seguir siempre”.

La realización del Merenrock permitió la compra de 36 de estas cajas navideñas con golosinas, sidra y pan dulce para que los chicos y chicas que asisten al merendero puedan compartirlas con sus familias.

Si alguien desea colaborar con el merendero Algún Rayo, puede contactarse por estas vías: 

Facebook:  https://www.facebook.com/merendero.algunrayo

Instragram: @merenderoalgunrayo

POR FRANCO PÉREZ

Revista Sendero

2 comments

  • Gracias por ayudar … Nada más necesario que dar y recibir amor de los chicos … Aunque no debería ni ocurrir que falte a la alimento … Cómo puedo ayudarlos? quiero ser voluntaria

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