LA TRAGEDIA QUE NOS PASÓ A TODOS

POR CAMILA MIELE

 

El lunes 22 de febrero del 2012, terminaba el feriado largo por carnaval y se volvía a la rutina. Más de mil pasajeros se subieron al tren chapa 16 para ir a sus trabajos sin saber que ese día sus vidas iban a cambiar —o, en 52 casos, terminar— para siempre. El Ferrocarril Sarmiento, que une las estaciones Once y Moreno y lo toman a diario más de 350 mil usuarios, iba a ser protagonista de una de las peores tragedias que vivió la Argentina. El tren Nº 3772/16, una formación de ocho vagones, al ingresar a la plataforma 2 de la estación terminal de Once no se detuvo y chocó con los paragolpes de contención a las 8:32hs. El siniestro ferroviario dejó un saldo de cincuenta y dos personas muertas y casi ochocientos heridos. 

 

La tragedia, muchas veces mal llamada accidente, marcó un antes y un después en el país. La corrupción, acompañada de un Estado cómplice, se llevaba la vida de cincuenta y dos argentinos. La palabra Justicia empezó a tomar fuerza en la sociedad, nadie quiere que gane el olvido ni que el hecho quede impune. 

«Al tren de Once lo mandaron a chocar, no tengo ninguna duda», dijo el exsecretario de Transporte, Ricardo Jaime.

Revista Sendero dialogó con María Luján Rey, madre de Lucas Menghini Rey y actual Diputada Nacional por la provincia de Buenos Aires, una de las víctimas que fue encontrada dos días después del siniestro, tras el reclamo desesperado de los padres, y también con Rubén «Pollo» Sobrero, titular de la Unión Ferroviaria Seccional Oeste del Ferrocarril Sarmiento. Ambos coincidieron en que si se hubiera escuchado el reclamo de los trabajadores y de los usuarios, esta tragedia se podría haber evitado.

 

¿Por qué creen que se podría haber evitado esta tragedia?

María Luján: Se podría haber evitado. Por eso, siempre intentamos desinstalar la palabra accidente que exime de responsabilidades. Acá las responsabilidades han sido delimitadas por la Justicia y se ha comprobado cuánto se podría haber hecho para evitarla, que no era ni más ni menos que cumplir con los controles y con el mantenimiento. No se escuchó el reclamo de los usuarios ni la voz de los trabajadores ferroviarios que advertían de esta situación que ponía en riesgo la vida de miles de pasajeros. A ocho años y con trenes nuevos, es muy probable que la gente no tenga presente en la condición que se viajaba antes: los pasajeros viajaban hacinados y colgados de la puerta; los trenes estaban en mal estado, con agujeros en el piso y en el techo; vagones rotos y puertas que no abrían o que no cerraban.

 

Pollo Sobrero: Nosotros adelantamos lo que iba a pasar, tres o cuatro años antes: no se reparaba bien el sistema de frenado. Como era tercerizado, llegaban los compresores y duraban muy poco las reparaciones hechas. Esto llevaba a que muchísimas veces salían los trenes del taller de Castelar y a las pocas horas, ese compresor que se había puesto nuevo debía ser cambiado. Hicimos denuncia a la empresa, al Gobierno y a la comisión bicameral, pero nunca recibimos una respuesta. Las copias de esa denuncia las tienen los familiares de las víctimas de Once y las presentaron en el Juicio.

“El gobierno de Macri en materia ferroviaria fue un desastre. Hoy tenemos la mayoría de los ramales semiparalizados”, asegura Ruben “Pollo” Sobrero, titular de la Unión Ferroviaria Seccional Oeste del Ferrocarril Sarmiento.

 

Hoy se cumple el aniversario número ocho de la tragedia y María Luján cuenta que se preparan como todos los años: “Es una fecha de por sí muy difícil y este año le sumamos el dolor de haber perdido algunos de los familiares con los que hemos compartido más activamente este camino de lucha y de búsqueda de Justicia. Estamos juntos para transitar ese día, que es de mucho dolor y de recordación de nuestros seres queridos, de lo que hemos logrado y también para seguir exigiendo Justicia”.

 

“Hemos visto cómo se intentan poner en el lugar de víctimas, autoproclamándose `presos políticos´, cuando en realidad ellos están en el lugar que están por los delitos que han hecho”, expresa María Luján, madre de una de las víctimas de la tragedia y una de las familiares más activas en los reclamos.

 

Un Gobierno sin respuestas

“Si esto hubiera ocurrido ayer (haciendo alusión al feriado) hubiera sido una cosa menor”, dijo en conferencia de prensa el exsecretario de Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi a pocas horas del choque. Esa frase dejaba al descubierto la falta de empatía que tuvo Gobierno frente a lo sucedido. La entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner tardó cinco días para hablar del tema. Lo hizo en un acto que encabezó en Rosario por los 200 años del primer izamiento de la Bandera Nacional: “No esperen de mí jamás ante el dolor de la muerte, ante la tragedia, la especulación de la foto o del discurso fácil porque sé lo que es la muerte y sé lo que es el dolor”.

 

No fueron muchas las veces que la exjefa de Estado hizo alusión al siniestro ferroviario, pero las veces que lo hizo causó malestar en gran parte de la sociedad. La frase más desafortunada quizás fue durante el acto de inauguración de los trenes nuevos de la línea Sarmiento, realizado en la estación Villa Luro en el año 2014. Ni bien comenzó su discurso, hizo un chiste que no quedó bien: «Miren que hay que hacer rápido, porque si no viene la próxima formación y nos lleva puestos». 

 

Gracias a la lucha incansable de familiares y amigos de las víctimas, hoy están condenados el exministro de Planificación, Julio De Vido; los exsecretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi; el expresidente de Trenes de Buenos Aires (TBA) Sergio Claudio Cirigliano; el maquinista de la formación de la tragedia, Marcos Córdoba, y varios directivos de la concesionaria TBA.

 

“Julio De Vido es uno de los más grandes corruptos de nuestra historia”, denuncia María Luján Rey.

El uso político de la tragedia

 

Quienes eran habitué de la Línea Sarmiento en más de una ocasión manifestaron su preocupación por el estado en que circulaban los trenes. ¿Era necesario que ocurriera la tragedia para que el Gobierno decida mejorar el servicio del transporte público? ¿Nadie vio que esto podía suceder? La bomba le estalló en el 2012 a Cristina, pero lo cierto es que fueron años de abandono, de mirar para otro lado y de no darle importancia a la seguridad de ciudadanos y ciudadanas que todas las mañanas se toma la formación para ir a trabajar o a estudiar.

 

Falta de mantenimiento, incumplimiento de las normas de seguridad para abaratar costos y poder transportar más pasajeros por parte de la compañía TBA –concesionaria de la Línea Sarmiento– y la “vista gorda” por parte del Estado frente a esa política empresaria fueron las principales causas que produjeron el acontecimiento fatal. 

 

El gobierno kirchnerista se vio obligado a dar una respuesta en materia ferroviaria. La incorporación de Florencio Randazzo, designado como ministro del Interior y Transporte de la Nación, fue para cumplir esa función y hasta se llegó a hablar de una “Revolución Ferroviaria” cuando comenzaron a circular trenes cero kilómetros en las vías del Sarmiento. En 2017, Randazzo se presentó como candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires y gran parte de su campaña la basó en los “logros” de su gestión como ministro.

 

También en plena campaña del 2017, Cristina volvió a referirse a lo sucedido el 22 de Febrero 2012 e intentó desligar a su gobierno de la tragedia: “El Estado no tuvo culpa en la tragedia de Once. En las audiencias, el maquinista nunca pudo explicar por qué nunca accionó el freno”, dijo. También agregó que “durante su mandato como presidenta recibió a todos los familiares (menos a cinco) y que los ayudó en todo lo que estuvo a su alcance”.

 

“El gobierno de Cristina fue totalmente responsable. El grado de corrupción, donde también participaron empresarios y algunos gremios, fue tan grande que ni bien iniciado el juicio por Once quedó claro el desvío de fondos. El dinero que el Estado daba para reparar el sistema ferroviario terminaba en las cuentas bancarias de los empresarios y de los gremialistas”, asegura el “Pollo” Sobrero.

 

La declaración de la exjefa de Estado generó un fuerte repudio en parte de los familiares y amigos de las víctimas. María Luján Rey confiesa que no le sorprenden las palabras de la actual vicepresidenta: “He perdido la capacidad de asombro ante declaraciones de determinados personajes de la historia de nuestro país. Lo que me preocupa es que hoy vuelve a ser una figura importante en los destinos de la Argentina alguien que tan irrespetuosamente habla sobre algo que la Justicia ya se expidió y determinó a los responsables, quienes estaban tanto en el Estado como en la pata empresarial y eran muy amigos del gobierno de la señora de kirchner”.

 

“A nosotros nos llamaron del gobierno a una semana de ocurrida la tragedia porque lo primero que se intentó es que fuéramos nosotros, los `papás de Lucas´, por la trascendencia que había tomado la muerte de nuestro hijo. Ante nuestra negativa, empezó a recibir a algunos familiares, los que aceptaron ir, a partir de fines de abril 2012. Las ayudas de las que habla Cristina fueron casos puntuales, de hecho en el 2014, el exsecretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, se encargó de publicarlas en una solicitada, pero la realidad es que no llegaban ni a 30 personas. No lo hicieron con la intención de ayudar, sino más bien de callar alguna voz o cooptar alguna voluntad”, asegura.

 

Cristina declaró que siempre tuvo buena relación con los familiares de las víctimas de Once y que incluso a muchos de ellos les dieron trabajo en la ANSES y el PAMI.

 

¿La impunidad le gana a la Justicia?

 

Desde diciembre del año pasado, el exministro de Planificación Julio De Vido está detenido con prisión domiciliaria. Tiene una orden de prisión preventiva por la causa de Río Turbio, donde es investigado por administración fraudulenta. Además, recibió otra prisión preventiva, por la causa de los cuadernos de las coimas y tiene una condena a cinco años y ocho meses por la Tragedia de Once. Hace unos días, corrió la versión de que Juan Pablo Schiavi podría recibir prisión domiciliaria. También pidió ese beneficio por motivos de salud Ricardo Jaime, quien actualmente se encuentra detenido en la cárcel de Ezeiza. Pero la fiscal de Ejecución Penal ante los tribunales Orales Federales, Guillermina García Padín, se lo negó.

 

Frente a este panorama, los familiares alzaron la voz, y María Luján escribió en su cuenta de Twitter: “Es responsabilidad de la justicia que esto se detenga. Que las condenas queden firmes, y que los causantes de tanto dolor sigan tras las rejas. Solo así sentiremos que vivimos en un país digno”.

 

—Con la vuelta del kirchnerismo al poder, ¿creés que puede entorpecer el avance de la causa?

María Luján: Cuando empezamos esta lucha, ellos eran gobierno y quienes hoy cumplen una condena estaban en el poder. Es cierto que se reedita el escenario, pero esta causa ya fue juzgada y tanto Jaime como Schiavi tienen una condena firme y han sido rechazadas todas sus peticiones de una prisión domiciliaria. En el caso de Julio De Vido, si bien se le otorgó ese beneficio, él está condenado por la Tragedia de Once, pero está cumpliendo prisión preventiva por otros delitos. La tragedia no lo llevó a la cárcel, pero pesa sobre él una condena privativa de la libertad. Por eso nos parece muy importante que Casación se expida pronto, ratifique esta pena para que vuelva al penal, pero esta vez con una condena firme. 

 

Pollo Sobrero: En Argentina no hay una Justicia independiente, la Justicia se mueve al calor del poder y es una de las instituciones más corruptas de la Argentina. El ejemplo más claro de esto es Odebrecht. En todas partes del mundo se llevó puestos diputados, senadores y hasta presidentes, en nuestro país no hay nadie preso. El principal socio en Argentina fue Mauricio Macri. Hace pocos días, la fiscal ratificó que existió una coima y trazó la ruta del dinero que apunta a Calcaterra. Es imposible hacer la obra del tren Sarmiento por arriba, los que dicen eso mienten. 

 

Hoy,  a ocho años, los argentinos y las argentinas acompañamos a los familiares en el pedido de Justicia. No queremos que gane el olvido. Queremos mantener viva la memoria para que nunca más haya una tragedia como la de Once. 

 

POR CAMILA MIELE

Camila Miele

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