TERMINÉ LA ESCUELA, ME OLVIDÉ TODO

J.M. CAFFERATA

 

Empieza un nuevo año escolar, y con él, las mismas preguntas. ¿Cuántos alumnos van a abandonar el secundario? ¿Cuántos van a repetir el año? ¿Cuántos van a terminar el año, pero sin haber retenido lo aprendido?

 

Las pruebas estandarizadas PISA (que a pesar de tener falencias y sesgos, son las únicas métricas con las que contamos)  no arrojaron resultados esperanzadores. Según el informe de 2019, en el que se evaluó a casi 15.000 estudiantes de colegios tanto públicos como privados, el 52% no logra “identificar la idea principal en un texto de longitud moderada, encontrar información basada en criterios explícitos, ni pueden reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos cuando se les indica explícitamente que lo hagan”.

 

Esto es un problema gravísimo. Los estudiantes no comprenden textos. Y esto no significa que no pueden disfrutar las metáforas y los matices de Romeo y Julieta. Quiere decir que no son capaces de entender cuando alguien les quiere explicar un concepto, unas instrucciones o, una historia.

 

» Según el informe de 2019, en el que se evaluó a casi 15.000 estudiantes de colegios tanto públicos como privados, el 52% no comprende los textos».

 

Es verdad que hay muches alumnes cuyas prioridades son distintas a quienes tienen todas sus necesidades básicas satisfechas. La tarea de aprender es mucho más complicada para un alumno que no se alimenta bien que para alguien con más recursos, cuyas prioridades son otras. Pero aun así, hay una resistencia ubicua de los alumnos en general a ser obligados a sentarse varias horas por día sin sentir que aprenden. Esta falta de motivación puede ser uno de los factores que influencianinfluencien la situación catastrófica de Argentina en materia de educación comparadacomprarada con otros países.

 

Muchas veces me ha tocado tener que ayudar a alumnes de secundaria a estudiar para exámenes y a explicar conceptos que se presentan en el día a día, como el ADN, los sistemas de gobierno y la radiación electromagnética. Al explicar, con toda la pantomima, el humor y la exageración que necesito para retener su preciada atención, noto que se entusiasman por los temas, hacen preguntas, buscan más información en internet. Al final es difícil de saber si logran retener la información o no (¿quién puede aprender algo complejo en una sola interacción explicativa?), pero veo cómo la curiosidad invade sus cuerpos y les mueve el entusiasmo por el aprendizaje mismo.

 

Scientific American, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, creó el concepto “ciudadanos de ciencia” (que no es lo mismo que ciudadanos científicos) para referirse a un ideal modelo de relación con el aprendizaje para implementar en los sistemas educativos. “Su currícula priorizaría la aplicación del pensamiento científico a situaciones del mundo real en lugar de memorización para la aprobación de exámenes (algo de lo que muches alumnes se quejan que les desmotivan) y enfatizar en la importancia de los diseños experimentales, las experiencias prácticas, el análisis de datos, el pensamiento crítico y el entendimiento de la ética científica”, dice el periodista Robert Adler en su artículo que escribió para la revista. su artículo.

 

La importancia de educar en la ciencia no viene por el lado de los mejores empleos que se podrían llegar a tener, sino de la valoración del conocimiento como un bien en sí mismo, los pasos para llegar a él y los beneficios de la discusión entre pares. Esta forma científica de vivir el mundo nos llevaría a tomar mejores decisiones en nuestras vidas utilizando la información más rigurosa posible, lo cual es esencial en una democracia. Una formación en ciencia nos dejaría atentes a las noticias falsas, a les embaucadores y a los miedos irracionales.

 

«La importancia de educar en la ciencia viene por el lado de la valoración del conocimiento como un bien en sí mismo, los pasos para llegar a él y los beneficios de la discusión entre pares».

 

Hay mucho para mejorar en el sistema educativo argentino; los problemas estructurales de organización, los bajos sueldos docentes, la mala alimentación estudiantil y la discriminación y el bullying claramente tienen una prioridad. Pero esto puede mejorarse en simultáneo con el cambio en el estilo de formación: un enfoque orientado en la ciencia, sin darle tanta importancia al saber científico en sí, sino a cómo se llegó a él. El método científico es la mejor forma de conocer las leyes que gobiernan el universo, desde cómo funciona el cuerpo humano hasta cuál es la forma de gobierno más estable. Si sabemos cómo averiguar cosas, será más fácil que les alumnes se sientan motivades para hacer sus propios experimentos, busquen elles mismes las respuestas y, lo más importante: hagan sus propias preguntas.

J.M. CAFFERATA

J. M. Cafferata

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