HISTORIAS DE PANDEMIA

POR RAISA SABOGAL

 ¿Podríamos decir que estamos en guerra? Si no es una guerra, seguramente sea una pelea contra un enemigo invisible, uno que acecha a la vuelta de la esquina, en el lugar menos pensado: el Covid-19 no es para tomarlo a la ligera. Pero ¿a todos nos pasa lo mismo? ¿Qué le pasa a Verónica que va día a día a trabajar como médica en Argentina? ¿Y a Marta, que es enfermera en uno de los hospitales más grandes de Lima? ¿Qué vive Bárbara en Corea del Sur? ¿Y Diyerli en Estados Unidos? ¿Y Joaquín, quien quedó varado afuera de su propio país sin poder volver? ¿Qué pasa con estas personas que cambiaron sus rutinas y reflejan una incertidumbre de la que nadie puede escapar?

Perú: “Si no es por coronavirus, no te atienden”

“Creo que es imposible que una situación de esta magnitud no cambie a las personas. Y no solo desde la rutina, que se vio completamente alterada. De una forma u otra todos nos vemos tocados, y todos, nos encontramos reaccionando de maneras distintas o desconocidas, o nos encontramos profundizando ciertas mañas y actitudes, ante una situación que realmente era difícil de imaginar hace un par de meses. En lo personal, el aislamiento, la convivencia, la obligada falta de empleo y de ingresos, entre otras situaciones puntuales generadas por esta pandemia, generan un movimiento mental importante”, dice Demian, argentino radicado en Lima, capital de Perú. 

Como muchas otras personas que viven en este país, Demian trabaja de manera informal y nadie le da la certeza de que podrá recuperar su trabajo, (no le están pagando durante los meses de pandemia). En Perú el 73% de la mano de obra es informal, según informó el Instituto Nacional de Empleo Informal (INEI); es decir que hay aproximadamente 12 millones de personas (de una población total de 32 millones, aproximadamente) que trabajan de manera informal. Pero no es esto lo más preocupante que vive el país suramericano: Demian vive con su novia Maryori y con Marta, quien es la madre de Mary. Ella trabaja en un hospital como enfermera. “en el hospital la situación se está empezando a descontrolar. Hay varias enfermeras contagiadas al parecer y ella está todos los días con gente con el virus. El tema es que en todo el Perú solo hay 200 camas de terapia intensiva. Donde labura Marta hay 30 camas. Acá en Lima ya las ambulancias y médicos no atienden emergencias comunes. Acá en el edificio el otro día a una mujer asmática le dio un ataque a la madrugada, llamaron a la ambulancia y a la policía, y le dijeron que no la iban a atender. Solo atienden casos de coronavirus, no se murió por casualidad”. Hasta mediados de abril, se reportaron en Perú más de 27.517 casos de infectados y 728 muertos.

“El virus se controlará, desaparecerá, pero cuando eso pase nos vamos a quedar con la realidad. El ser humano y las sociedades luchando por sobrevivir. Y lamentablemente, la discriminación, la avaricia, y el egoísmo van a ser más duros que el propio virus, y no creo que ganen la batalla a las buenas acciones y a quienes de verdad se la están jugando por lograr un mundo mejor”, reflexiona Demian, preocupado por un futuro que no es tan lejano. 

Venezuela: la crisis en medio de la crisis

Sentada desde el sofá de su humilde casa en el centro de San Cristóbal, en Táchira, Venezuela, Mercedes usa un trozo de tela, aguja e hilo y cose tranquilamente un tapabocas gracias a un tutorial que encontró en internet sobre cómo hacerlo ella misma. “El Covid-19 nos mantiene a todos resguardados y alertas en casa, cuidándonos unos a otros. El gobierno dice que tenemos que usar obligatoriamente tapabocas, pero no se encuentran por ningún lado”, suspira mientras sus manos tiemblan. Mercedes tiene miedo, como muchos en el mundo, pero también porque con sus 66 años integra el grupo de mayor riesgo ante el virus. En su pequeña ciudad en el sur occidente de Venezuela, aún no se han reportado casos, pero si los hubiese, el sistema de salud, no podría ayudarla, pues no cuenta con los insumos para tratarla. La mayoría de los hospitales no tienen mascarillas y artículos desinfectantes, sin contar que algunos no poseen el equipamiento para tratar a pacientes que tengan deficiencias respiratorias. Faltan muchos respiradores. En Venezuela, únicamente en Caracas, la capital del país, a unas doce horas de distancia desde la ubicación de Mercedes, se realizan pruebas del virus. Así que en el resto de los Estados del país se toman muestras a los pacientes con los síntomas, se envían a Caracas y deben esperar hasta cuatro días para conocer los resultados. Mientras tanto, puede que ya sea tarde para algunos. “Hay serias deficiencias en cuanto a insumos y a servicios públicos, e incluso en Caracas los 16 centros de salud de la capital tienen recursos escasos”, cuenta Mauro Zambrano, dirigente sindical de hospitales y clínicas de Caracas. 

Venezuela está en la lista de los países a los que podría afectar de manera catastrófica una pandemia de este tipo. Según una encuesta realizada por la Comisión de Desarrollo Social del Parlamento venezolano, el 88% de los hospitales presentan fallas en el suministro de medicamentos, el 51% de los quirófanos no se encuentran en funcionamiento y el 100% de los laboratorios de los centros hospitalarios presentan fallas o funcionan de manera intermitente debido a la falta de reactivos. Hasta el día de hoy 27 de abril, se reportaron en Venezuela 325 casos de infectados, diez muertos y 137 recuperados. “Es preocupante porque en el país no se hacen testeos a todos los casos por la enfermedad. Una vecina fue al hospital porque presentaba los síntomas, le preguntaron si estuvo en el exterior o en contacto con alguien que lo estuvo, ella dijo que no y le dijeron que no era necesario que le hicieran estudios”, revela Mercedes.

Corea del Sur: salimos de la cuarentena, ¿y ahora qué?

No en todos los países se vive tan drásticamente esta situación. Bárbara Valdivia, una chilena radicada en Corea del Sur, es estudiante de coreano y youtuber del canal Barbara’s life (allí relata su vida y su día a día en Corea del Sur). En este país, la epidemia golpeó con fuerza y el gobierno tomó medidas estrictas: “En algunas estaciones de metro tenían cubrebocas gratis y gel antibacterial. El uso de cubrebocas obligatorio se implementó porque había muchas personas con casos asintomáticos del virus. Por otro lado, si no traes un cubreboca, no te dejan ingresar a tiendas, farmacias o supermercados. Se implementó una línea de emergencia, y si presentas síntomas debes llamar al número 1339 (donde proveen atención en 14 idiomas diferentes); ahí te dan una autorización para asistir a un centro del test del coronavirus más cercano, según tu localización.  Aunque no estamos en cuarentena en Corea del Sur, muchas personas han preferido quedarse en sus casas y limitar las salidas, eventos y reuniones”. Corea del sur, hasta el 27 de Abril, según la Organización Mundial de la Salud registra más de 10.738 infectados una cifra alta, pero que se ha logrado controlar gracias a estas medidas implementadas por el gobierno.

“Una medida que tomó el Ministerio de Salud en Corea del Sur fue colocar anuncios informativos en diferentes idiomas en espacios públicos, para que más personas se informen sobre el Covid-19” Relata Barbara. Foto: Associated Press/Ahn Young-Joon.

“Me da miedo enfermarme y no saber si es solo un resfriado común o es el Covid-19. Se han mostrado muchos casos en la televisión coreana de pacientes que no presentan todos los síntomas, pero que han dado positivo en los test del coronavirus. Por otro lado, hay muchas tiendas que cierran temprano, así que si quieres hacer las compras, tienes que estar pendiente del horario en el que abren y cierran los locales. La escasez de mascarillas y el límite de ellas también ha sido complejo, tenés que hacer enormes filas para comprar dos mascarillas que duran una semana completa. Así como también, hay un porcentaje significativo de la población que no utiliza el cubre bocas en espacios públicos y en particular de abuelitos que a pesar de saber de las medidas que ha dicho el gobierno, escupen en la calle y no portan su mascarilla”, dice Bárbara Valdivia.

Así trasladan a una persona con coronavirus en Daegu, Corea del Sur.  Foto Europa Press.

Siria: sin médicos suficientes ante la pandemia

“La vida no cambió mucho, el gobierno aún no declaró cuarentena porque existen muy pocos casos. Debemos mantenernos en casa lo más posible y hacer distanciamiento social. Solíamos ir a visitar a nuestros familiares seguido y ahora tratamos de limitarnos, como muchos. Aunque sigo trabajando”, asegura a Revista Sendero Fahed Radaw, un sirio residenciado en As- Suwayda, un pueblo ubicado en el sur occidente de Siria, en Damasco. Fahed es profesor de clases de música, enseña guitarra y laúd (un instrumento de cuerdas). Pone los platos sobre la mesa para tomar su desayuno conocido como hawader, un plato típico de la región que consiste en comidas variadas que se pueden acompañar con pan, yogurt árabe, zet u zaatar (mezcla de varias hierbas, orégano, tomillo, garbanzos triturados y semillas de ajonjolí, el cual se come con aceite de oliva untado en pan árabe), tomate, pepino, huevos revueltos, hojas de hierbabuena , aceitunas y té negro. Junto con su esposa Sijam, con quien tiene tres hijos, comen en familia antes de salir como todos los días de la semana. Se despide, sale de su casa, se sube al auto y conduce hacía su trabajo en un país golpeado por la guerra desde hace más de diez años: “La seguridad es relativa, sigue habiendo inseguridad, pero ahora hay que cuidarse de una pandemia”. Siria es un país con el mismo gobierno desde hace 20 años, con conflictos armados que llevan más de una década.

El norte y este de Siria han sufrido de manera casi intermitente un conflicto bélico desde que estalló la contienda en 2011. La guerra contra el Estado Islámico (ISIS) y otros grupos yihadistas, sumado a las brutales invasiones llevadas a cabo por el Estado turco en las regiones de Afrin, Serekaniye y Gire Spi, ha dejado un sistema de salud paupérrimo. Para una población de alrededor de cuatro millones de personas, existen solo 40 respiradores, de los cuales tres de ellos se encuentran en campos de refugiados. Hasta el 27 de abril, en Siria solo existen 43 casos confirmados, según la OMS. 

El sector médico está destrozado en Siria. A finales de 2019, menos de dos tercios de los hospitales estaban en funcionamiento y el 70% de los trabajadores sanitarios de antes de la guerra habían emigrado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Imagen: Campamento de refugiados de Wasokani / ANF.

Combatir sin vacunas

El día de Verónica comienza una vez más en el hospital de Bahía Blanca, ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires. Es médica y trabaja mano a mano con muchos especialistas. Saluda a sus compañeros, abre la puerta de su oficina, se pone su bata, toma los instrumentos necesarios, una lapicera y comienza a revisar la lista de pacientes. Respira profundo y murmura entre dientes: “este es el primer caso­”. Un hombre de 27 años, al regresar de un viaje por Estados Unidos presentó todos los síntomas. Aislado en el mismo hospital, en una burbuja esterilizada, lo estabilizan y lo devuelven a su casa, siempre y cuando no presente un cuadro muy grave, puede terminar de recuperarse sin ningún problema. Día a día, cientos de trabajadores deben seguir con su labor, una que es para valientes, evitar enfermarse, mantenerse a salvo y regresar a casa junto a sus familiares, con el irreparable miedo a no contraer la enfermedad y contagiarlos a ellos también. “La realidad a la que nos enfrentamos es que no todavía no hay cura”, confiesa Verónica.

En los hospitales de todo el país, comenzaron una serie de capacitaciones hacia todo el personal de la salud, sobre las medidas preventivas del virus en cuestión, según describe Veronica. “En Argentina se tomaron medidas preventivas a tiempo, cosa que no pasó en algunos casos en Europa. Se ha tratado de mantener toda información necesaria y de comunicar a la población sobre las medidas pertinentes y lo que se debe saber del virus. Hasta la fecha se reportan 34 casos en Bahía Blanca. La municipalidad ofrece consultas virtuales a las personas que lo requieran”, cuenta Verónica a Revista Sendero, pero también señala que existen casos aislados en Argentina, de lugares alejados y con cierta precariedad de insumos y tecnologías, en donde no se les brinda los elementos de protección necesarios para un problema de esta envergadura. Es alarmante. A la fecha, hay más de 3879 casos confirmados en Argentina y 192 muertos.

El Ministerio de Defensa montó  un hospital reubicable  junto al Hospital Militar de Campo de Mayo para «ampliar su capacidad» como parte de las acciones para mitigar la pandemia de coronavirus. También se hizo lo mismo en clubes de distintas partes del país y en Tecnópolis.

Estados Unidos: ¿colapsa la potencia mundial?

Diyerli Duque, una venezolana radicada en Estados Unidos, trabaja en una ONG de Derechos Humanos en Downtown, Washington DC. Ella nos relata algo muy similar que vive en el país norteamericano, donde sus días transcurren en casa, resguardándose y tratando de hacer vida normal, en lo posible. Hasta la fecha, Estados Unidos presenta más de 400 mil casos, es el epicentro global de el Covid-19, que ya causó más de 23 mil muertes en el país: “Los hospitales han colapsado, más que todo en las ciudades y estados más grandes como Los Ángeles, Washington y Nueva York. El gobierno de Trump, junto al Congreso, aprobaron una ley llamada Coronavirus Aid Relief and Economic Security Act (CARES Act): Un paquete económico estimulante de más de dos trillones de dólares; la medida económica más grande aplicada en la historia de Estados Unidos. Con esto se quiere dar alivio a los servicios de salud, la industria y especialmente a los negocios más pequeños”.

Los gritos en busca de ayuda se hacen escuchar en Estados Unidos: desde enfermeros que acuden a las redes sociales de forma desesperada para pedir apoyo, hasta médicos que crean iniciativas de colectas de dinero para comprar mascarillas y otros equipos que no tienen y que son cruciales ante la embestida del Covid-19. Foto: Getty Images.

México: es más responsable el pueblo que el gobierno

En el momento en que Joaquín Sánchez viajó a México, todo se complicó. La cuarentena nos retuvo a todos en el lugar en el que estamos, a la fuerza casi podría decirse, a algunos en nuestras casas, a otros sin trabajo, algunos fuera de su país de residencia o intentando volver al suyo, como es el caso de Joaquín, un periodista argentino que pasó parte de su cuarentena en México. “A mi me agarró en una situación excepcional porque estaba viajando a hacer una cobertura periodística, entonces no estaba inmerso en una rutina. Por supuesto, cambiaron comportamientos, de higiene sobre todo y cambió el minuto a minuto: dejar de tocarse la cara, usar barbijo, lavarse las manos. Todas cosas mínimas, pero enormes, que configuran un nuevo orden del día a día. Creo que cambió mucho el comportamiento de algunas personas, que se volvieron un poco fanáticas del señalamiento. La actitud de algunos de no respetar cuarentenas tuvo, además del peligro en sí que supone para todos, el efecto de generar los peores sentimientos en la sociedad”, relata Joaquín. 

“En México podría decirse que las medidas llegaron más tarde, pero finalmente llegaron. Lo más extraño es que la cuarentena no es obligatoria y que no cerraron las fronteras. Esas podrían considerarse medidas, aunque en efecto sean ausencia de medidas. Se trata de cuidar antes la economía que la salud, evidentemente. Por lo demás, la población civil sí tomó medidas y empezó a guardarse en sus casas, en algunos pueblos echaron a los extranjeros, en el norte pusieron barricadas para evitar la circulación de, y hacia Estados Unidos. Creo que actúa más responsablemente la población que el gobierno”, comenta el periodista que después de varios días logró ser repatriado y actualmente cumple la cuarentena en un hotel porteño. 

En abril del 2009, el presidente mexicano de aquel momento, Felipe Calderón, dirigió un mensaje a la nación, en el que aseguró que la epidemia de influenza H1N1 era una de las enfermedades más graves que enfrentaba México en los últimos años. El país entero entró en cuarentena, muchas actividades quedaron totalmente frenadas y aproximadamente tres millones de personas se quedaron sin trabajo. La experiencia de la crisis económica de 2009 con la gripe H1N1 explica que aún no se haya decretado la cuarentena. El gobierno optó por la economía sobre la salud. Hasta el 27 de Abril en México se reportan 13.842 casos confirmados. Foto: Getty Images

Revista Sendero

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