JOE BIDEN: ¿EL RETORNO DE LA NORMALIDAD?

POR GERARDO DELGADO STUTZ

Las batallas contra el coronavirus y la crisis económica no son las únicas que se libran en estos momentos en Estados Unidos: en noviembre serán las elecciones presidenciales y  Joe Biden, el candidato del Partido Demócrata, quiere vencer al presidente Donald Trump.

EL JOVEN JOE

La adversidad siempre estuvo presente en la vida de Joseph Robinette Biden III. Su historia comenzó en 1942, en Scranton, una pequeña ciudad del interior del estado de Pensilvania que vivía de la industria del carbón. Nació en una familia de ascendencia irlandesa de religión católica perteneciente a la clase media baja. 

El desarrollo de la red ferroviaria de los Estados Unidos había impulsado el crecimiento de ciudades mineras como Scranton que proveían el carbón a las locomotoras a vapor. A partir de los años 50 las locomotoras comenzaron a utilizar diesel, lo que afectó severamente a la industria del carbón. La economía de Scranton cayó en decadencia. Debido a esta crisis su padre Joseph Biden II, un vendedor de autos, quedó desempleado. Sin dinero, debieron mudarse al pequeño estado de Delaware en búsqueda de nuevas oportunidades. Delaware era la contracara de Scranton, un estado con un crecimiento rápido gracias a que sus bajos impuestos atraían a habitantes de las ciudades cercanas de Baltimore y Filadelfia.   

La infancia de Biden fue difícil no solo por las cuestiones económicas, sino por un problema que lo perseguiría toda la vida: la tartamudez. Biden suele recordar que esa fue la razón que lo hizo practicar múltiples deportes para ser más popular en la secundaria, destacándose en fútbol americano. Logró estudiar abogacía en Syracuse University, una universidad no considerada de élite, algo no común en un candidato presidencial. Durante unas vacaciones de primavera con compañeros de su universidad conoció a Nelia Hunter, su primera esposa con quien tuvo tres hijos. 

Biden en la universidad, donde logró tener contactos con distintos estudiantes demócratas. 

En 1972 fue candidato a senador por el estado de Delaware. Eran circunstancias excepcionales: el clima anti Guerra de Vietnam favorecía a candidatos nuevos en la escena política y Biden tenía propuestas focalizadas en el ambiente, algo novedoso para el momento. Al ser Delaware el segundo estado más pequeño de Estados Unidos, en la campaña lo recorrió prácticamente todo.  Logró ganar la banca y con solo 29 años se convirtió en uno de los senadores más jóvenes en la historia de su país. 

En la semana previa a su asunción como senador, sufrió la primera de sus grandes tragedias: su esposa y su hija murieron en un accidente automovilístico, y sus dos hijos quedaron internados en terapia intensiva. Tomó juramento como senador en una capilla del hospital junto a sus hijos internados. Biden siempre recuerda este momento como uno de los más oscuros de su vida.Cuatro años más tarde conoció a su actual esposa, Jill Jacobs. 

—Llegará el día en el que el recuerdo de tu hija o hijo te traiga a la mente una sonrisa antes que una lágrima— dijo ante un grupo de padres que habían perdido sus hijos en combate. 

Asunción de Biden en el hospital junto a sus hijos Beau de 4 años y Hunter de 2 años. 

¿LA TERCERA ES LA VENCIDA?

Esta es la tercera vez que Biden decide ser candidato a presidente. Sus otros intentos fueron en 1988 y 2008. 

En 1988 su candidatura parecía ser viable, era un candidato joven, de origen humilde y moderado. Biden luchaba por el primer puesto en las encuestas con los precandidatos Jesse Jackson y Al Gore hasta que llegaron reportes de que había dado un discurso copiado de Neil Kinnock, el líder del Partido Laborista de Reino Unido. Este evento hundió su campaña y debió bajar su candidatura. 

En 2008 enfrentó a dos candidatos  ampliamente populares: Hillary Clinton y Barack Obama. No había lugar para una candidatura alternativa: obtuvo un magro 1% en la primaria de Iowa y abandonó la carrera presidencial.

Cuando finalizaron las primarias del 2008 fue seleccionado para ser el candidato a vicepresidente de Barack Obama. Biden era un gran compañero de fórmula para el senador de Illinois de cara a las elecciones generales: sumaba su experiencia y moderación al idealismo y la renovación de Obama. La fórmula ganó la elección presidencial por ocho puntos, un margen amplio para el sistema bipartidista que rige en Estados Unidos. 

En 2015, Biden pensaba candidatearse y representar una continuidad de la administración Obama, pero tenía dos rivales internos muy fuertes: Hillary Clinton, una candidata popular para el sector centrista del Partido Demócrata, donde había calado fuerte la idea que pudiera ser la primera presidenta mujer de los Estados Unidos; y por otro lado, el senador por Vermont Bernie Sanders, que crecía en las encuestas y aglomeraba al ala más joven y progresista del partido. 

Justo cuando estaban por cerrar las fechas límites de inscripción para las primarias, su hijo Beau falleció de un cáncer terminal. Decidió no ser candidato para pasar tiempo con su familia. La vida política de Biden parecía llegar a su final cuando Donald Trump sorprendió al mundo político y ganó la presidencia. 

Biden con su familia en el lanzamiento de campaña de 1988, al igual que en las primarias de 2020 comenzaba bien posicionado en las encuestas y debió enfrentarse a varios precandidatos. 

EL EFECTO TRUMP

Tras la victoria de Trump, diversos estrategas demócratas comenzaron a preguntarse cómo habría sido la elección si Biden hubiese sido el candidato demócrata. Biden, de un carácter ameno, contrastaba con Hillary Clinton y quizás esa cercanía era lo que se necesitaba para derrotar a Trump. Se empezó a especular con una posible candidatura para la elección de 2020. La victoria de los demócratas en la elección de medio término de 2018 impulsada en parte por los votantes suburbanos ideológicamente moderados, muchos de ellos ex republicanos, dio pie a la idea de que un demócrata centrista podía derrotar a Trump. 

Un evento impulsó a Biden a ser candidato a presidente: los disturbios de Charlottesville, Virginia. En agosto de 2017 un grupo de nacionalistas blancos y nostálgicos de la Confederación —intento separatista que defendía la esclavitud y la segregación racial del sur de los Estados Unidos —organizó una reunión en Charlottesville. Los integrantes, que entonaban cánticos antisemitas y racistas, se enfrentaron violentamente con un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad. Los incidentes terminaron con varios heridos y la muerte de una joven de 32 años que militaba contra el racismo. 

—Condeno la violencia, pero hay gente buena en ambos lados —afirmó Trump.  

Biden afirmó que se candidateaba para recuperar la normalidad y lo que él llama el “alma de la nación”: los derechos civiles, la inmigración, la presencia de Estados Unidos en el plano internacional y los derechos de las mujeres.

Si bien comenzaba en las primarias con un amplio conocimiento, debía competir contra otros 21 precandidatos antes de poder llegar a la elección general contra Trump.  A los 77 años era el segundo precandidato de mayor edad después de Bernie Sanders, de 78 años, y el que más experiencia política tenía.  Sin embargo, ésta experiencia tenía claroscuros.  En la campaña se le cuestionó constantemente su legado como senador: había votado a favor de penas duras contra delitos menores, había votado a favor de la invasión a Afganistán e Irak y diversas leyes que favorecían la desregulación financiera.  Este pasado lo posicionaba mal ante el creciente electorado progresista dentro del Partido Demócrata. 

En los primeros debates se mostró con problemas por sus lapsus, tartamudeos y con dificultad para defenderse de los cuestionamientos de los otros candidatos. El centrismo ideológico de Biden, el cual limita el aumento del rol del Estado en las áreas de salud, educación y la regulación de la economía, chocaba con el ala progresista del partido encabezada por los senadores Sanders y Warren. Sin embargo, Biden se mantenía a flote en las encuestas por su apoyo entre los afroamericanos que lo asociaban como el compañero leal de Obama y los moderados dentro del Partido Demócrata que deseaban retornar a la llamada “normalidad”. 

En el medio de la campaña, un agente de la CIA denunció que Trump había contactado al presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky, para investigar a Hunter Biden, el hijo del ex vicepresidente. Hunter fue investigado por ser miembro de la junta directiva de la empresa ucraniana de gas natural Burisma Holdings poco después de que su padre (entonces vicepresidente de EE.UU.) ofreciera ayuda a Ucrania para que incrementara su producción de gas. Trump atacó a Biden donde más le dolía.

Como resultado político, Biden se fortaleció en las encuestas, fue percibido como una víctima y generó la idea de que Trump lo veía como su contrincante más sólido. La denuncia contra Trump logró que la Cámara de Representantes, controlada por el Partido Demócrata, votase a favor del impeachment al presidente. La mayoría republicana en el Senado luego votó negativamente y lo absolvió de cargos.En el medio de esta tormenta judicial se realizó el Caucus de Iowa, la primera instancia de primarias, donde las encuestas colocaban a Biden en la lucha por el segundo puesto con otros dos candidatos. Como gran sorpresa, salió cuarto con solo el 15% de los votos. Pete Buttigieg, un candidato joven, gay y moderado empató con Sanders en el Caucus.

—No voy a disfrazarlo como algo simple, recibimos una buena “trompada” en Iowa —afirmó Biden.

Parecía que el campo del centrismo encontraba un nuevo candidato. En las primarias de New Hampshire, Biden nuevamente fue ampliamente derrotado y salió quinto con menos del 10% de los votos. Mientras tanto el billonario y ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg inundaba con sus millones de dólares los espacios de publicidad en los medios en los estados del Súper Martes, donde en muchos Biden tenía una ventaja sólida. La candidatura de Biden parecía desmoronarse.

Biden en un debate de las primarias junto a los precandidatos Steyer, Warren, Sanders, Buttigieg y Klobuchar. Durante la primaria demócrata estos candidatos estuvieron presentes en once debates. 

LA REMONTADA

La gran salvación para Biden fue Carolina del Sur, su lugar de vacaciones desde hace 20 años. Biden venció por un amplio margen a Sanders, dejó en un lejano cuarto puesto a Buttigieg, y demostró que tenía el apoyo de la comunidad afroamericana. Su victoria sorprendió a muchos analistas que auguraban un peor elección para el ex vicepresidente.

Ante estos resultados y al ver que sus candidaturas eran poco viables, Pete Buttigieg y Amy Klobuchar abandonaron sus aspiraciones presidenciales y llamaron a votar a Biden. En la elección del Súper Martes, Biden no solamente venció en los estados del sur, sino también en otros donde se vio beneficiado por su consolidación como el único candidato moderado realmente viable. Tras la victoria, Biden logró ganar por un gran margen en los estados que siguieron en carrera, incluso en algunos en los que Sanders había ganado en 2016.

La remontada electoral de Biden ha sido descrita como una de las más notables en la historia de una primaria estadounidense. Bernie Sanders decidió bajar su candidatura en el marco del coronavirus: ya no se podían hacer más actos con multitudes y estaba perdiendo en la carrera de los delegados obtenidos.  Su camino para obtener la nominación del Partido Demócrata era virtualmente imposible. A los pocos días, declaró su apoyo a Joe Biden como candidato presidencial. 

DE CARA A NOVIEMBRE

Biden se prepara para una campaña ardua contra Donald Trump. El excéntrico presidente es famoso por su forma de tratar a sus adversarios: a Biden lo apodó “Joe el dormilón” por sus lapsus y el tartamudeo. Los resentimientos por el impeachment seguramente surgirán y la pelea será dura y agria.  

Las propuestas de Biden serán ratificadas en un programa el 20 de agosto en la Convención Nacional  Demócrata en la ciudad de Milwaukee, Wisconsin. Las principales propuestas de Biden se centran en forjar un camino para la legalización de la inmigración, volver a poner a Estados Unidos en el plano internacional, lograr la gratuidad en la enseñanza preescolar y reperfilar las deudas de los estudiantes universitarios, invertir en las energías renovables, revitalizar la red ferroviaria de la compañía Amtrak y bajar los costos de salud a las familias estadounidenses.

—Es inmoral que un estudiante universitario esté endeudado de por vida. No creo en la gratuidad para todos pero debe existir una oportunidad real para poder formarte, eso pasaba en los 50´ y 60´ —afirmó Biden en un debate. 

 La vuelta de Estados Unidos en el plano también es algo polémica para los sectores pacifistas del partido, donde si bien implica que Estados Unidos recupere  presencia en los organismos internacionales, también sugiere que el país estaría más presente en el mundo en términos militares. Se lo ha criticado también por la falta de un plan económico sólido para recuperar la economía post pandemia. 

Si bien Biden comienza con amplia ventaja en el voto nacional, en Estados Unidos el presidente se elige por el sistema del colegio electoral. Este sistema asigna electores por estados. Los candidatos deben llegar a un número mínimo para lograr ganar la presidencia. Biden también mantiene una ventaja aunque más pequeña en los estados que podrían definir la elección, pero dentro del margen de error.  El miedo de su campaña es terminar en el mismo escenario que  Hillary Clinton en 2016, cuando ella ganó el voto popular, pero no el electoral. 

Biden durante una charla virtual. Por el COVID 19 ha estado haciendo este tipo de actividades desde que Sanders bajó su candidatura, invitando a distintas personalidades tanto políticas como del mundo médico y del espectáculo. 

Biden también evalúa a quién elegir como vicepresidente a través de un comité específico conformado por distintos asesores y políticos. Se ha confirmado que será una mujer, no se sabe si será una mujer del ala progresista(podría ser la mismísima  Elizabeth Warren) o una afroamericana. De ganar, se convertiría en la primera vicepresidenta mujer en la historia de los Estados Unidos. 

El derrumbe económico que tiene Estados Unidos por el denominado coronacrash probablemente afecte las elecciones. La mayoría de los presidentes estadounidenses que han sufrido una recesión en un año electoral han perdido.

La campaña será larga y en un escenario nunca antes visto, resta saber cómo evolucionará el virus y si afectará a los mítines, debates y hasta incluso el propio sistema de votación electoral. En esta situación inédita el chico de Scranton busca llegar a la Casa Blanca para recuperar la normalidad de la nación. 

POR GERARDO DELGADO STUTZ

Revista Sendero

Deja un comentario