POR CAMILA MIELE
—Aquí no se acaba nada, hoy aquí empieza todo —fueron las palabras de Cristina Fernández de Kirchner, en ese entonces candidata a senadora nacional, el 22 de octubre del 2017, día en que asumió la derrota electoral frente a la lista de Juntos por el Cambio, que encabezaba Esteban Bullrich. Si bien la expresidenta logró obtener una banca en el Senado y era la opositora con mayor intención de voto, las elecciones legislativas demostraron que la unidad del peronismo era necesaria si se quería derrotar al macrismo en las urnas en el 2019. En esos comicios legislativos de 2017, Alberto Fernández fue el jefe de campaña Florencio Randazzo, quien no hizo una buena elección como candidato a senador: su lista sacó un poco más del 5 % de los votos, porcentaje que hizo que Cristina perdiera la elección.
—Voy a hacer todo lo posible para que en 2019 otro argentino llegue a la Casa Rosada para representar el mandato popular —dijo Cristina a fines de 2017 tras la derrota electoral. El nombramiento de Alberto Fernández como su candidato a presidente fue determinante para unir al peronismo y conformar el Frente de Todos.
En Revista Sendero, a un año de las PASO, conversamos con Gustavo Córdoba y Mario Riorda, especialistas en comunicación política, acerca de cómo se explica el contundente triunfo de Alberto Fernández en esas elecciones.
Gustavo Córdoba, director de la consultora política Zuban Córdoba & Asociados, afirma que Cristina, a diferencia del Mauricio Macri, tuvo una mirada estratégica a la hora del armado de listas: “Cristina entendió muy bien que en torno a su figura estaba el apoyo electoral más importante, pero, al mismo tiempo, tenía un techo electoral muy bajo. Eso la hizo evaluar una de las maniobras más importantes de los últimos tiempos de la política argentina”.
—La voluntad estratégica coalicional gestada por la expresidenta y actual vicepresidenta posibilitó un corrimiento bastante más centrista. Esto hizo que volvieran nuevamente los votos de las elecciones del 2017 que se habían corrido del kirchnerismo —agrega Mario Riorda.
Más allá de la jugada política de la actual vicepresidenta, el fracaso del modelo económico de Cambiemos y los incumplimientos de las promesas electorales del 2015 convirtieron a Macri en el primer presidente de la historia argentina en buscar la reelección y no lograrla. Hoy es el político que mayor imagen negativa tiene hasta el momento. Según un estudio de Zuban Córdoba & Asociados es de casi 70%.
—Cuando una reelección no se da, tiene sensación de voto castigo. Por lo tanto, en lo que se denomina voto retrospectivo obedeció a una gestión que en términos de aprobación pública fue muy mala y, por lejos, fue la principal variable para explicar el triunfo de Alberto Fernández —comentó Riorda. Gustavo Córdoba también coincide con esta visión: “A pesar de que Mauricio Macri tuvo el apoyo de los medios masivos de comunicación y de la clase empresarial, la economía fue la que alejó a los votantes moderados. Además, hubo errores estratégicos de la coalición gobernante: la falta de una consolidación en su coalición de poder —se imponía condiciones al resto de los socios internos —hizo que no todos trabajaran con las mismas energías que en las elecciones pasadas”.
La evolución en redes sociales de Alberto Fernández
Hoy en día es imposible que un político lleve adelante una campaña electoral sin tener en cuenta las redes sociales. Antes del anuncio de su compañera de fórmula el 12 de mayo de 2019, Alberto Fernández no tenía un caudal significativo de seguidores, solo se lo veía como un político muy activo en su cuenta de Twitter. Guillermo Vagni, director de Políticos En Redes, analiza cómo fue la evolución del actual presidente desde ese momento.
—En el ámbito digital, las PASO de 2019 fueron muy interesantes por varias razones. En primer lugar, salía a la cancha Alberto Fernández como candidato, y las redes sociales evidenciaban el interés que despertaba su figura. Mientras el candidato del Frente de Todos sumaba miles de seguidores, Macri perdía seguidores diariamente. Esto resultaba una clara alarma. De hecho, Cristina Fernández —una referente con nivel de conocimiento similar al del entonces presidente— en ese entonces sumaba adhesiones. Asimismo, ante la falta de creatividad que generaba Macri, tuvieron que recurrir a la misma idea utilizada en el 2015. En el cierre de campaña de las PASO, desde el espacio oficialista impulsaron una campaña con la consigna “bajate la foto de Mauricio y apoyalo en la red social que elijas con el hashtag #YoVotoMM”. Por su parte, en el Frente de Todos comenzaba a instalar la frase “poner a la Argentina de pie” —comenta Vagni.
—¿Cómo utilizó Juntos por el Cambio las redes sociales de cara a las PASO?
Guillermo Vagni: En el 2015, la consultora internacional Burson-Marsteller había declarado a Macri como “el presidente de Facebook” por superar en promedio de interacciones a líderes mundiales como Merkel y Obama. Pero en la campaña electoral previa a las PASO, desde el equipo de comunicación digital del Gobierno decidieron dejar de lado a Facebook y apostaron al WhatsApp y a “Los Defensores del Cambio” (grupo de voluntarios que se organizaron para apoyar la continuidad de las políticas llevadas adelante por Juntos por el Cambio). En el 2019, Macri pasó de ser “el presidente de Facebook” a “el presidente de los trolls”.
La campaña de Macri en WhatsApp fue muy mala. Mandaban sus mensajes de audio a distintas personalidades destacadas. Lo que quedaba en evidencia era que los mensajes estaban grabados y que el Presidente ya no tenía el tiempo o el interés para una mínima charla en vivo como las que tenía en 2015, cuando hacía los llamados por Facebook. Además, el hecho de que WhatsApp tenga limitado acceso a métricas hizo que, en el terreno de las redes, el oficialismo llegara sin datos concretos a la recta final de esas elecciones.
En resumen, Juntos por el Cambio no solo perdió en las urnas en esas elecciones, sino que, además, fue derrotado por el Frente de Todos en las redes sociales, donde los hashtag impulsados por Juntos por el Cambio permanecían en menor tiempo como tendencia en comparación a los del peronismo. “En el cierre de campaña el hashtag #AlbertoYCristina fue tendencia durante doce horas, mientras que #YoVotoMM lo fue durante, aproximadamente, cinco horas”, detalló Vagni.
¿Qué cambió a un año de las PASO?
—Estoy seguro de que hoy la Argentina dio un veredicto claro que dice ´cambiemos´, cambiemos en el mejor sentido. Dice “terminemos con este tiempo y empecemos a construir otro”, porque lo que Argentina se dio cuenta era que el cambio éramos nosotros, no ellos —fue una de las frases destacadas de Alberto Fernández, al conocerse el resultado electoral de las PASO, donde la fórmula Fernández-Fernández arrasaba en las urnas y le sacaba 15 puntos de ventaja a la fórmula Macri-Pichetto. Ninguna encuestadora, ni las más cercanas al kirchnerismo, imaginaba una victoria tan marcada.
Otro diferencia impensada también se dio en la provincia de Buenos Aires: la entonces gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, fue derrotada por Axel Kicillof, quien obtuvo 1.698.278 votos más que ella. A diferencia de Macri, el resultado electoral del 11 de agosto, dejó a la exgobernadora prácticamente sin chances de ser reelecta porque en la Provincia no había segunda vuelta.
Si bien es difícil en tiempos de coronavirus hacer un análisis detallado de la evolución de la imagen presidencial, lo cierto es que, a pesar de este contexto, el presidente Alberto Fernández mantiene niveles de aprobación muy altos. “Al principio, la pandemia favoreció al jefe de Estado, llegó a tener un 80 % de aprobación. En la actualidad tiene un alto volumen de apoyo, superior al 60 %, que no es poca cosa a la hora de evaluar cómo sigue y más si tenemos en cuenta el episodio del cierre con los bonistas, que se puede pensar como un antes y un después porque a partir de aquí el oficialismo puede apelar a cierta normalidad, al menos en términos presupuestarios, y empezar a planificar con un horizonte organizado hacia adelante”, analizó Gustavo Córdoba.
—¿Se puede pensar en el “Albertismo”?
Gustavo Córdoba: El albertismo es más una pretensión de la oposición para poder separar a Alberto de Cristina. Es una suerte de operación intelectual para decir que dentro del Gobierno hay alguien bueno y alguien malo. Además, es más bien una especie de atajo que le puede llegar a servir al Frente de Todos para conservar el apoyo de los sectores moderados que le dieron el triunfo el año pasado. Pero en términos políticos no tiene bastante sustento. El albertismo como estilo de gestión puede tener una cierta corporización, pero no en términos de conducción política de la coalición.
Mario Riorda: Se puede pensar en un albertismo, pero solo como una composición limitada dentro de una coalición. Un albertismo que iguale en términos de importancia a una coalición sería un error y es imposible.
Elecciones legislativas 2021
El año que viene, los argentinos y las argentinas tendremos que ir nuevamente a las urnas para elegir a nuestros representantes legislativos. El Gobierno buscará retener a los votantes moderados para conseguir una victoria. En cambio, desde la oposición tienen el enorme desafío de realizar una buena performance para llegar bien posicionados a los comicios presidenciales del 2023. “En términos electorales, cuanto más radicalizado está el discurso opositor, va a tener una referencia muy importante en los núcleos duros, pero si quieren ganar las elecciones esa referencia al núcleo duro será un impedimento”, especificó el director de Zuban Córdoba & Asociados.
El gran problema que tiene en la actualidad el sector opositor es la falta de liderazgo: mientras el actual jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, mantiene reuniones y una relación cordial con el presidente Alberto Fernández, Macri está en París junto a su familia, alejado de la política y de los medios de comunicación. Incluso, varios periodistas, entre ellos Luis Novaresio, afirmaron que con este viaje, el expresidente renunció a ser el jefe de la oposición.
—Cambiemos tiene problemas que todas las coaliciones tienen tras una derrota: la discusión sobre los liderazgos. Macri es uno de los líderes, pero no el único ni incuestionado. Habrán muchas tensiones que se pueden agrandar con el tratamiento de leyes que produzcan debates más trasversales a una homogeneidad mucho más conservadora que está teniendo Juntos por el Cambio —reflexionó el analista Mario Riorda.
Gustavo Córdoba, a la hora de hablar sobre la oposición, realiza una distinción entre los políticos que están en gestión y los que no tienen un cargo: “No es lo mismo el opositor que está en un cargo ejecutivo, como por ejemplo el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales o el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que los opositores que están sin cargos o en función legislativa. Hay una diferente mirada sobre la responsabilidad política e institucional que tienen cada uno”.
Ambos consultores coinciden que, en medio de la pandemia, no es momento de hablar de candidaturas del año próximo. Riorda afirma que “son muy pocos los políticos que tienen votos por sí solos. Por eso, los candidatos elegidos, tanto en el oficialismo como en la oposición, dependerán del equilibrio de la coalición”. Por su parte, Córdoba alega que en el peronismo los intendentes pueden llegar a tener un protagonismo mayor en el armado de listas, hecho que no sucedió en las últimas elecciones y produjo conflicto dentro del Frente de Todos: “Si bien la expectativa está puesta en la salida de la cuarentena y en la recuperación económica, es interesante observar que posiblemente en el peronismo haya una compensación de candidaturas territoriales”.
El futuro de la política argentina es incierto. Gustavo Córdoba considera que la figura de Cristina Kirchner en el escenario político es determinante en la definición de la estratégia del armado opositor: “Cristina siempre tuvo una centralidad en la política argentina porque no solo es el elemento mayoritario en términos electorales del Frente de Todos, sino que, además, es la referencia obligada para que la oposición pueda definir su perfil ideológico. Es con quien Juntos por el Cambio combate en el terreno de la ideología. Ellos la necesitan presente y con mucha potencia para poder tener una imagen definida frente al electorado argentino. Sin embargo, la inteligencia estratégica que Cristina ha venido desplegando en el último tiempo, ha imposibilitado que la oposición hoy tenga aciertos y, sobre todo con el acuerdo de la deuda externa, está con un perfil muy desdibujado”.
¿Qué pasará en las elecciones legislativas del año que viene? ¿Macri se presentará como candidato? ¿Cuál será el rol de Vidal y Larreta? ¿Seguirán aliados al expresidente o comenzarán a distanciarse? Son preguntas que comenzarán a responderse ni bien Argentina supere la pandemia, en la antesala de unas elecciones determinantes, tanto para la coalición gobernante como para el sector opositor.
POR CAMILA MIELE
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