ARGENTINA EN BUSCA DE UN MODELO PROPIO DE REGULACIÓN DEL CANNABIS

POR: AGUSTÍN COELHO

La marihuana, a pesar de su prohibición, es la sustancia psicoactiva más consumida del país luego del alcohol y el tabaco. Su regulación —medicinal y recreativa— ya es una realidad en Uruguay, Canadá y varios estados norteamericanos, y se encuentra en debate en España, Países Bajos y México. En nuestro país su uso medicinal y para investigación se aprobó en el 2017, sin embargo distintos actores sociales siguen luchando por una regulación más abarcativa ¿Sucederá en el 2021? 

La prohibición del cannabis en Argentina

Históricamente las políticas públicas con respecto a los consumidores de cannabis (y otras drogas) estuvieron orientadas a la penalidad. La ley 20.771, de 1974, castigaba con prisión de uno a seis años a las personas que tuvieran en su poder estupefacientes, incluso para consumo personal. Sin embargo, tiempo después sucedió el fallo Bazterrica.  Gustavo Bazterrica —guitarrista e integrante de bandas como La Máquina de Hacer Pájaros, la Banda Spinetta y Los Abuelos de la Nada— fue detenido en 1981 por poseer 3,6 gramos de marihuana y 0,06 gramos de cocaína. En 1986 la Corte Suprema de Justicia Nacional falló a su favor y declaró que, en su caso, era inconstitucional la penalización de la tenencia de drogas para uso personal ya que se iba en contra del artículo 19 de la Constitución Nacional, que afirma que “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados”.

En 1989, se sancionó la ley 23.737 que prohíbe el cultivo, producción y fabricación de distintos estupefacientes e impone condena de uno a seis años de prisión a quien tenga en su poder cualquier tipo de droga ilegal. Pero, también, la norma aclara en el segundo párrafo que “la pena será de un mes a dos años de prisión cuando, por su escasa cantidad y demás circunstancias, sugiere inequívocamente que la tenencia es para uso personal”.

Gustavo Bazterrica fue integrante de la segunda alineación de Los Abuelos de la Nada, formada en 1981. Imagen recuperada de Radio Nacional. 

El 19 de enero del 2006, la policía de Rosario allanó una casa por supuesta venta de droga,  detuvo a tres personas y fueron condenadas a prisión. Ese mismo día, a unas pocas cuadras del domicilio, fueron retenidos también cinco jóvenes que llevaban entre uno y tres porros cada uno (no estaban fumando ni haciendo ningún tipo de exhibición). También fueron condenados, pero a distintas medidas educativas. Sin embargo, los jóvenes insistieron en  reclamar por la inconstitucionalidad de su condena. Tres años después, tuvo lugar el fallo Arriola, en donde la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina declaró que el consumo de estupefacientes en el ámbito privado no perjudica a terceros y, por lo tanto, está protegido por el artículo 19 de la Constitución Nacional.

—El sistema judicial argentino no hace obligatorios los fallos penales de la Corte Suprema de Justicia. Esto no es menor porque si la Corte dice que penalizar la tenencia de marihuana para consumo personal es inconstitucional, lo afirma para una sola causa. Después, los jueces pueden seguir o no esos lineamientos; mientras haya ley que lo siga penando esto no cambiará. Lo que se necesita es armar una regulación —cuestionó en diálogo con Revista Sendero Luis Osler, abogado penalista, diplomado en política de drogas, salud y derechos humanos, y miembro fundador del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica y la Revista THC. 

En 2017 sucedió un hecho histórico con respecto al cannabis. El 29 de marzo, el Senado aprobó la “Investigación Médica y Científica del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados” a nivel nacional con un total de 58 votos a favor y ninguno en contra. Revista Sendero se comunicó con representantes de organizaciones impulsoras de la ley para conocer qué resultados tuvo. 

El uso de cannabis data de hace mucho tiempo y a pesar de que es muy complejo determinar los primeros indicios, hay evidencia de que fue hace menos de ocho mil años en el centro de Asia. Imagen recuperada de la Revista THC. 

—La Ley del 2017 sobre Investigación Médica y Científica del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados se aplicó totalmente mal. Si nos ubicamos en el contexto en el que fue sancionada, es entendible su redacción debido a la grieta en cuanto a la marihuana. Cuando se realizó el texto de la norma, el artículo 8 crea un registro nacional voluntario para que los usuarios puedan ejercer las conductas previstas en la Ley de Tenencia y Tráfico de Estupefacientes de 1989 (el cultivo en general). Con esto se buscó que las personas que estén realizando un tratamiento puedan acceder al cannabis a través de su propia cosecha. Sin embargo, a la hora de implementar un texto normativo, el proceso siguiente es la reglamentación, la cual estuvo a cargo del Gobierno anterior y fue el gran problema de la Ley. El Ejecutivo reglamentó menos de la mitad de lo que se había propuesto, lo que dejó obsoleto la mayor parte de lo presentado —explicó a Revista Sendero Facundo Rivadeneira, presidente de la Asociación Civil Cogollos del Oeste, que hace nueve años busca la regulación legal del cannabis. 

La reglamentación como problema central de la norma también es señalado por Gabriel Díaz, miembro de la comisión directiva de la Agrupacion Marplatense De Cannabicultores. 

—La Ley de Cannabis Medicinal, que venía acompañada de la presión de la sociedad civil,  buscaba vías de acceso y seguridad jurídica para los usuarios. Y, a su vez, brindaba la posibilidad de que el CONICET y las universidades pudieran investigar a través de la planta. Lamentablemente su reglamentación llevó a que esta no se aplicará completamente. Sin embargo, lo que pudo generarse a través de ella es el reconocimiento a las organizaciones civiles y cultivadores solidarios que fueron los que dieron, durante todo este tiempo, soluciones a las familias y personas usuarias de cannabis —comentó Díaz en diálogo con Revista Sendero.

El Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis

El 21 de septiembre de 2019, a 30 años de la sanción de la Ley de Tenencia y Tráfico de Estupefacientes, distintas organizaciones cannábicas y de la salud presentaron el Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis con el objetivo de impulsar el debate sobre su legalización en la Argentina. El proyecto propone la regulación del cannabis en la Argentina para personas mayores de 18 años; la creación de un sistema de producción, distribución y comercialización a gran escala que cubra la demanda existente y sea lo suficientemente estricto para resguardar los fines sanitarios de la regulación; y el autocultivo y los clubes sociales o las formas cooperativas para producir cannabis. 

—Desde el Acuerdo trabajamos en busca de una regulación legal del cannabis para uso adulto. Lo que significa el tener la libertad de acceso y elección al consumo —afirmó Rivadeneira, de la Asociación Cogollos del Oeste.

Presentación del Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis. Autor: Bernardino Avila. Imagen recuperada de Página/12. 

Nuevo Gobierno, ¿nuevas perspectivas? 

El Acuerdo por la Regulación del Cannabis se presentó antes de las elecciones presidenciales 2019 donde triunfó el Frente de Todos. El cambio de gobierno aportó una mirada distinta sobre el tema. 

—La solución no es andar persiguiendo a fumadores de porro de marihuana. La solución es actuar con otra sensatez. Hemos corroborado hasta aquí que persiguiendo como perseguimos sólo generamos un mercado negro que es perfecto para los grandes delincuentes del narcotráfico y le arruina la vida al pequeño consumidor. (…) Desde hace 30 años discutimos el castigo de la tenencia de estupefacientes en términos teóricos. Corroboramos el enorme fracaso de esta política. La verdad es que la guerra a las drogas ha fracasado —declaró el entonces candidato a Presidente Alberto Fernández en el programa Pasaron Cosas, en 2019. 

Este cambio de perspectiva sobre el tema puede observarse también en las declaraciones de Sabina Frederic, ministra de Seguridad de la Nación. 

 

—Desde el Ministerio de Seguridad creemos, en consonancia con lo que nos ha pedido el presidente Alberto Fernández, que es necesario generar un debate serio y responsable sobre la regulación del autocultivo y consumo de cannabis —ratificó Frederic a Página/12 a principios de este año. 

En julio, el ministro de Salud Ginés González García se reunió con organizaciones cannábicas, médicos, docentes y científicos para debatir sobre la situación de los usuarios medicinales. Revista Sendero se comunicó con el Centro de Estudios de la Cultura Cannabica (CECCa), organización participante de la reunión. 

— no es una nueva reglamentación, es la que no se hizo en 2017. Cuando se redactó la Ley, las distintas organizaciones pelearon para que a los usuarios se les permitiera cultivar. Para atender este reclamo, la norma proponía crear un registro nacional voluntario para que los que se inscriban puedan realizar esta actividad. La idea es autorizar el autocultivo, el cultivo solidario y el cultivo a través de organizaciones —comentó Luis Osler, miembro del CECCa. 

Los países que han regulado el mercado de cannabis lo han hecho con modelos muy distintos y enfocados a ciertos aspectos en particular. 

—Es necesario pensar bajo qué políticas se regulará el consumo de cannabis. El gobierno observa mucho a Uruguay; por su parte, el modelo canadiense presenta otras opciones. Desde el acuerdo lo que se plantea es hacer la regulación argentina. Siendo así, hay que tener en cuenta las características positivas que tengan los distintos modelos y aplicarlas al nuestro —comentó Rivadeneira, presidente de Cogollos del Oeste. 

En 2013, Uruguay aprobó la Ley 19.172 que regula el mercado, producción, comercialización, tenencia, usos recreativos e investigación científica del cannabis. El modelo uruguayo permite consumir hasta 480 gramos anuales, es decir 40 gramos mensuales. Las formas para acceder a los mismos son tres: autocultivo (hasta seis plantas), clubes de cultivo o una farmacia.

A mitad de 2019 en Uruguay ya se habían entregado 19 licencias para empresas o entidades públicas que buscaban investigar o desarrollar los aspectos del cannabis. Esto generaría, en los próximos cuatro años, entre 3000 y 4000 nuevos puestos de trabajo directo. Imagen recuperada de AP.

—Más allá de las características positivas del modelo uruguayo  —agregó Rivadeneira—, el Estado impone un límite al consumo de las personas. Sin embargo, cuando la gente lo supere, el resto lo va a comprar en el mercado informal; siendo así, se va a seguir manteniendo ese “gris” en el que no hay regulación. No hay que ser hipócritas: todo lo que quede afuera de una regulación va a seguir estando, pero de manera clandestina. En contraposición, el modelo canadiense no mantiene esa política ya que el Estado no se fija cuánto consumen las personas.

En 2018, Canadá reguló el uso recreativo del cannabis —el medicinal ya estaba aprobado desde 2001—. Allí, la ley permite a los mayores de 18 años cultivar hasta cuatro plantas en su residencia, comprar hasta 30 gramos por día (también se permite tener esa misma cantidad en público), promueve obligaciones a la industria para desalentar el consumo juvenil y, como política de prevención, el Estado ha comprometido destinar 46 millones de dólares canadienses en los próximos cinco años para actividades de educación pública y sensibilización sobre la marihuana. 

Con respecto a los delitos, de acuerdo con Statistics Canada, la agencia del Gobierno canadiense encargada de recoger y compilar datos, en 2017 fueron denunciados casi 48.000 delitos relacionados a esta sustancia. El 80 % de ellos fueron por posesión; en este sentido, la regulación del uso recreativo de la marihuana de 2018 también ayuda a mantener a los canadienses que consumen cannabis fuera del sistema de justicia penal, y a su vez reduce la carga en los tribunales.

—El modelo canadiense está orientado netamente al mercado. De todas maneras, las dos leyes tienen sus cosas buenas y malas, por nuestra parte nosotros estamos aprendiendo de sus resultados. La militancia organizada desde la sociedad está a la altura de la discusión y lo que tuvimos en contra ahora nos juega a favor, que es la experiencia de los demás países. Lo que buscamos es una regulación amplia que cuente con muchas vías de acceso y de producción. Además este mercado puede ser una gran vía de salida de la crisis económica —concluyó el presidente de Cogollos del Oeste, Facundo Rivadeneira.

De acuerdo con el organismo público Statistics Canada (SC), entre octubre de 2018 y marzo de 2019, la regulación de la marihuana le aportó 186 millones de dólares canadienses (139 millones de dólares estadounidenses) en impuestos a las arcas públicas de Canadá. Autor: Chris Roussakis.

—Nosotros podemos tomar experiencias de otros países, pero esto no indica que tengamos que traer recetas de ningún lado; tenemos que darnos el tiempo para pensar y trabajar respecto a las características que tiene el mercado de cannabis en Argentina. Esto se tiene que pensar desde una perspectiva de salud, hay que correr el eje punitivo y hacer un enfoque de reducción de daños para que la gente pueda hacer un uso racional y responsable de la planta —cerró Gabriel Diaz, miembro de la Agrupacion Marplatense De Cannabicultores. 

Respecto al sector industrial de la planta de cannabis, este se encuentra en constante crecimiento en países como Estados Unidos y Canadá debido a que raíces, tallos, hojas, flores y semillas de la marihuana pueden ser utilizadas como materia prima para la producción de varios productos. 

—Una regulación no debe reducirse solo a la tarea de sembrar, también puede desarrollar distintas industrias como la medicinal, textil, automotriz, cosmética, recreativa, etc. Esto da para mucho más, nos quedamos en algo muy chico si solo pensamos en fumar porro; esa es una discusión que no deberíamos haber tenido nunca y, lamentablemente, con ella estamos tapando el horizonte de lo que realmente puede surgir —concluyó Luis Osler, miembro del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica. 

Si bien se esperaba que se debatiera la regulación del cannabis este año, la pandemia del coronavirus ha monopolizado la agenda del Estado argentino. Sin embargo, es una discusión que, tarde o temprano, deberá tener lugar. 

POR: AGUSTÍN COELHO

Agustín Coelho

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